Artem Dovbyk, adiós al 'hombre de hielo'
El Girona se queda sin su 'hombre-gol' tras solo una temporada en Montilivi
¿Funcionará Bryan Gil en el Girona?
La historia de amor entre Artem Dovbyk y el Girona terminó tras una intensa temporada. Los 'gironins' querían más, deseaban verlo 'celebrar' sus goles en Champions. Sí, celebrar entre comillas, porque son pocas las veces en las que el ucraniano se ha dejado ver esbozando una sonrisa. Sea como fuere, Montilivi pierde a su 'hombre-gol', que ya piensa en mostrar su personalidad de 'hielo' en la Serie A.
Dovbyk llegó a Montilivi el pasado verano siendo un completo 'desconocido'. Costó 7,75 millones de euros. Venía del Dnipro-1 y, a los 26 años, aterrizaba en su primera gran liga europea. La gran mayoría de espectadores solo sabían dos cosas: que era un rematador de área (por su gran envergadura, 1,89 metros de altura) y que tenía cara de pocos amigos. Lo que nadie sabía, seguramente ni él, es que se convertiría en el Pichichi de la competición con 24 dianas y en uno de los 'killers' más letales del Viejo Continente.
EL 'KILLER' DE LA ROMA
Sonó para la Premier League, lo tenía casi cerrado con el Atlético de Madrid, pero las exigencias del representante, algo 'alocadas', lo alejaron del Metropolitano. Finalmente, jugará para la Roma de Danielle De Rossi, que pagará 34 millones de euros más variables al Girona. Algunos 'gironins' no se han mostrado contentos con su decisión. Otros, enfocan su enfado con el representante.
Lo cierto, es que Dovbyk, fruto de su 'fría' personalidad, no ha gestionado la salida de la mejor manera posible. Antes de que nada fuese oficial, subió una publicación a sus redes sociales personales con su camiseta, el dorsal '9' y los colores de la Roma.
UNA TEMPORADA, UN PICHICHI
En lo deportivo, poco podrán achacarle. 39 partidos, 24 goles y 10 asistencias. Poco que decir ante eso. Sin embargo, además de marcar goles, Dovbyk aportaba muchísimas más cosas al equipo de Míchel, que tendrá que reinventarse sin una pieza fundamental en la punta del ataque.
El ucraniano siempre lleva el mono de trabajo puesto. Clave para dar salida al equipo en largo, peleando de tú a tú contra los centrales rivales, Dovbyk lucha cada balón con uñas y dientes. Con él sobre el terreno de juego, el esfuerzo no se negocia. Lleva el gol en su sangre, 'helada', con la que decide partidos sin la necesidad de estar constantemente en contacto con el balón. Un cazador letal que siempre sabe dónde está su presa sin necesidad de tenerla en el campo visual.
Aunque solo haya pasado una temporada en Montilivi, le trataban como a uno 'de toda la vida'. En el campo se lo ganó, consiguiendo que su 'frío' fuera sinónimo de estar a gusto en casa. El Girona se queda sin su 'hombre de hielo', que les permitió soñar semana tras semana hasta encontrarse, de manera totalmente merecida, con un billete para la Champions League en sus manos. Dovbyk demostró que del frío al calor tan solo hay un paso. Con su salida a la Roma, también ha exhibido lo contrario.
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