La odisea del aficionado español que estuvo detenido en Irán

Santiago Sánchez ha explicado en una entrevista a MARCA su vida desde que mientras intentaba llegar al Mundial de Qatar a pie, acabó encarcelado en Irán

"Yo estuve diez meses caminando y 15 en la cárcel. En dos años no he visto a mis sobrinos"

Santiago Sánchez, durante su ruta a pie con el objetivo de llegar al Mundial de Qatar

Santiago Sánchez, durante su ruta a pie con el objetivo de llegar al Mundial de Qatar / Instagram

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Santiago Sánchez sueña con conocer el mundo, y siempre tiene la misma excusa para hacerlo: el deporte. Pero su vida cambió por completo cuando en su intento por llegar a pie hasta Qatar para vivir el Mundial, terminó encarcelado en Irán.

Apenas 48 horas después de su ansiada libertad, ya en España, Santiago Sánchez ha atendido a MARCA para narrar su historia. "Yo estuve diez meses caminando y 15 en la cárcel. En dos años no he visto a mis sobrinos. En el aeropuerto estaba mi sobrina con los brazos abiertos enfrente de mí, pasé la mirada y no la reconocí", explica.

Para entender su historia, tenemos que remontarnos hasta el 2022, cuando empezó su aventura de llegar andando hasta Qatar, pero por muy mala fortuna, fue detenido el 2 de octubre. "Pasé 42 días total y absolutamente incomunicado en una celda". Y es que, además, no se supo nada de él durante un tiempo porque los servicios secretos lo detuvieron por cuestiones de espionaje y durante las primeras semanas hubo contacto cero, ni con la embajada ni con su propia familia.

UN RECUERDO PARA TODA LA VIDA

Desafortunamente, tendrá que vivir con todo aquello que vivió mientras estuvo encerrado. "Ese horror me lo quedo para mí. Tocaba las paredes de la celda con una mano y con la otra. Al principio estaba solo, para que no pudiera hablar con nadie ni filtrar información si fuera un espía, pero luego he compartido celda con muchas personas, recuerda".

"Irán me quitó la libertad... ofreciéndome tiempo a cambio". Al final, tuvo mucho tiempo para poder hacer "un viaje interior" y pudo descubrir "la llave de la puerta de la felicidad".

Aunque, sin lugar a dudas, la peor parte era la incertidumbre. El no poder saber con certeza cuánto tiempo le quedaba, porque además, la condena por espionaje es de diez años a una posible pena de muerte. "Yo a mis padres, cuando llamaba, les decía: 'Yo estoy bien. Vosotros no sufráis, porque si sufrís es peor para todos. Estoy preparado para estar aquí un mes, dos o diez'".

UN GRAN APRENDIZAJE

"Yo sé quién soy y sé a dónde voy. En el calendario hay un cuatro en vez de un tres. No sé. Para mí todos los días son un regalo". Y es que después de más de dos años sin poder ver a su familia y sin poder tener una 'vida normal', un 'nuevo' Santiago Sánchez afronta un nuevo año, bien empapado de experiencias que de bien seguro que le serán útiles: "Yo tengo los ojos abiertos. En Oriente Medio he aprendido que la muerte forma parte de la vida y que hay que hablar de palabras".