Una joven de 29 años se mete a monja inspirada por Tamara Falcó

La joven que no tenía ningún tipo de vinculación con la Iglesia encontró la fe por esto que hizo la marquesa

Ha ingresado en el Monasterio de Santa Ana en Murcia

Una joven de 29 años se mete a monja inspirada por Tamara Falcó

Una joven de 29 años se mete a monja inspirada por Tamara Falcó

Una mujer de 29 años sintió la llamada de Dios inspirada por Tamara Falcó. Mihaela María Rodríguez ha ingresado en el Monasterio de Santa Ana en Murcia después de que la marquesa le ayudase a descubrir su vocación.

La joven nacida en Rumanía y criada en Tenerife por un matrimonio canario no tuvo una infancia cercana a la religión: “Hice la Primera Comunión y también la catequesis de Confirmación, pero no me llegué a confirmar. Me alejé de Dios; tenía una vida como la de las chicas de hoy, salía de fiesta y el Señor estaba, cada vez más, en un segundo plano”, dijo la joven.

El motivo de que cambiase todo fue Tamara Falcó, un vínculo con Dios se le empezó a forjar a raíz de un retiro que hizo la marquesa de Griñón hace unos años. Tamara estuvo durante dos semanas en un retiro espiritual y la joven tomó la decisión de imitar a su referente .

Tras la decisión de dar un giro radical a su vida, Mihaela decidió hacer un retiro espíritual: “Nada más conocer a las hermanas, sin saber cómo era la vida religiosa, vi algo distinto; una felicidad que ellas tenían, y quise saber qué era. No sentía que Dios me llamaba a monja; pero me encontraba muy a gusto. Me impresionó mucho, porque yo nunca había orado más de cinco minutos”.

Una vez finalizado este retiro, Mihaela se dio cuenta de que todo “era distinto” y que su vida estaba en otro lugar. “Cuando volví a casa, vi que todo era distinto: nada me llenaba, las cosas que me solían llamar la atención me daban igual; mi vida estaba en otro lugar”.

Este experiencia marcó un punto de inflexión para Mihaela, que se involucró de lleno con la religión. La joven visitaba todas las semanas a las monjas, rezaba diariamente y hasta incluso, aprendió a rezar el Rosario. Cuatro meses después del retiro, entró en un convento, y más tarde, se trasladó a Monasterio de Santa Ana.

Esto no es todo, las hermanas de este lugar le ayudaron a localizar a su familia biológica, que pudo conocer en persona tras viajar a Rumanía. Sus padres le reconocieron que fue enviada a un centro siendo bebé debido a su delicada situación económica.