La historia del supuesto cuarto Rey Mago que no llegó a Belén

Cuenta el relato que al nacer el Niño Jesús, tres sabios guiados por una estrella le visitaron para entregarle una ofrenda

En 1896 surgió una obra que explicaba que había un cuarto rey Mago que viajaba a Belén a ver al Niño

Imagen de la llegada de los Reyes Magos a Barcelona.

Imagen de la llegada de los Reyes Magos a Barcelona. / EFE

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Quedan pocos días para la llegada de los Reyes Magos en nuestro país. Esta tradición forma parte de una de las historias más mágicas de la Navidad. Cuenta el relato que al nacer el Niño Jesús, tres sabios guiados por una estrella le visitaron para entregarle una ofrenda.

En la actualidad, los tres Reyes Magos siguen visitando todas las viviendas de nuestro país para dejar sus regalos a quien se haya comportado correctamente, y carbón para el que necesite mejorar.

Al menos, esto es lo que cuenta la leyenda. Sin embargo, en 1896 surgió una obra que explicaba que había un cuarto rey Mago que viajaba a Belén a ver al Niño. Desafortunadamente, este nunca llegaría a tiempo para ver al recién nacido. Esta teoría se remonta al cuento de Henry Van Dyke: "El otro rey Mago".

La obra cuenta la historia de uno de los sabios, que se perdió por el camino y no llegó a tiempo a su destino. Hablamos de Artabán, el cuarto rey Mago según la obra de Van Dyke. Mientras los cuatro sabios viajaban, la distancia entre cada uno hacía que se tuvieran que comunicar a través de mensajeros.

Cuando apareció la estrella que los guiaba, los cuatro magos quedaron en reunirse en Borsippa, en la antigua Mesopotamia. Artabán, quien se encontraba más cerca de ese lugar, fue el último en salir al punto de encuentro. Durante el camino, el sabio se encontró a un hombre malherido por el ataque de unos bandidos. El mago, que llevaba tres regalos, decidió entregarles uno de ellos a cambio de la libertad de esta persona: un diamante de gran tamaño.

Al reanudar la marcha y llegar a Judea, se percató de que sus compañeros ya habían llegado y el Niño Jesús no estaba. La situación en la población era terrible, puesto que el rey Herodes había mandado a degollar a los niños. El mago, conmovido, entregó un rubí, otro de los regalos, a cambio de la vida de un infante.

Artabán fue condenado a 30 años de cárcel por esta acción y cuando cumplió su condena, volvió a dirigirse hacia Judea. En el camino, de nuevo volvió a detenerse, ya que se encontró con un padre ahogado por las deudas a punto de subastar a su hija. Después de conversar con él, el sabio le entregó el último regalo que tenía para el Señor, un jade con el que pudo liberar a su hija.

Tras realizar esta última obra, reemprendió su camino, pero durante su marcha, le aseguraron que Jesús ya había sido crucificado. En aquel momento la tierra se abrió, una piedra golpeó la cabeza de Artabán, y en ese instante tuvo una visión: era Jesús, quien le agradeció la buena obra de todas sus acciones. Finalmente, el sabio falleció y ascendió junto a Jesús en su última imagen y cumpliendo su destino.