Haaland se come a un Sevilla que murió de pie
El noruego firmó otro doblete para castigar al conjunto de Lopetegui que estuvo cerca del milagro
Los de Nervión fueron superiores pero Haaland amargó la existencia de los andaluces
Arnau Montserrat
Que viene Haaland y te comerá... Desde luego que el Sevilla soñará con su 'coco' particular. El noruego castigó la fe del conjunto de Lopetegui que por momentos se vio con fuerzas para dar la vuelta a la eliminatoria y que a punto estuvo de obrar el milagro en Dortmund. El monstruo se apuntó otro doblete para cerrar la eliminatoria de octavos con cuatro goles en el global. Está enamorado de la Champions League y su idilio en Europa también enamora a los grandes del viejo continente.
Champions League
DOR
SEV
B.Dortmund |
---|
Hitz; Morey (Meunier 90'), Can, Hummels, Schulz (Zagadou 89'); Dahoud, Delaney, Bellingham; Hazard (Passlack 67'), Haaland, Reus. |
Sevilla |
---|
Bono; Jesús Navas, Koundé, Diego Carlos, Acuña; Joan Jordán (Papu Gómez (60'), Fernando (Rakitic 86'), Óscar Rodríguez (Óliver 79'); Suso (Munir 86'), Ocampos (De Jong 60'), En-Nesyri |
El Sevilla hizo una primera parte que olía a remontada. Dominó, encerró e incluso asedio a un Dortmund que no era capaz de enlazar tres pases seguidos sin la aparición de un jugador sevillista en la presión. Los de Lopetegui se estaban comiendo literalmente al Borussia. El cambio de sistema a un 4-4-2 con Óscar Rodriguez de enganche por detrás de En-Nesyri volvió loco al conjunto alemán.
A los dos minutos ya la tuvo Ocampos con un tiro buscando la rosca tras un error de Can en la salida de balón. Óscar no enganchó una volea ideal y Suso, tras una jugada magistral de Lucas donde controló, condujo y se sacó de la chistera un caño de escándalo, no supo resolver con un tiro que se marchó al lateral de la red.
Pero a la media hora de choque las cosas empezaron a torcerse. Primero dio el susto un Diego Carlos que quedaba tendido sobre el verde. Le mordió el cocodrilo en la parte trasera de su muslo en lo que parecía una clara lesión muscular. Las asistencias hicieron maravillas con el brasileño que se probó y pudo seguir sobre el verde.
Lo que nadie esperaba era que el Dortmund se pusiera por delante. Aunque con Haaland en la punta de ataque pocas cábalas puedes hacer. A la primera que llegó el conjunto de Terzic, barraca. Mala cesión de Navas a Suso, Koundé llega tarde a apagar el fuego y el cuero se lo acabó llevando un Schulz que filtró un caramelo par Reus que vio la llegada del de siempre por el retrovisor y le sirvió en bandeja el 1-0.
Anda que falló el noruego. Situado donde mandan los cánones. Quizás en el tercer o curto balón que tocaba en toda la primera mitad. Está tocado por una varita. La justicia existe poco y menos en el mundo del fútbol. La imagen vale poco si el balón no rompe las mallas. El Sevilla se iba al asueto con el Everest por escalar.
La épica no fue suficiente
El inicio de la segunda mitad fue una auténtica locura. Una tortura para el sevillismo. Haaland volvió a convertirse en la peor de las pesadillas. Primero anotando uno de esos goles que sólo él sabe hacer. Metiendo cuerpo, tumbando a un armario como Fernando y sin ángulo batiendo a Bono. Entonces apareció el VAR y protagonizó una de esas decisiones que todavía no se habían vivido.
Primero pitó falta de Haaland sobre Fernando y cuando en el Sevilla ya celebraban seguir vivos en la eliminatoria, los colegiados le enseñaron otra imagen a Çakir. Una caída de Haaland antes de su gol por agarrón de Koundé dentro del área. Penalti. Erling tomó la responsabilidad y mostró que también tiene alguna debilidad. Bono le comió la tostada y le sacó una doble mano para poner en un museo.
Pero el 'Karma' es muy malo. Bono lo celebró en su cara y al alien le picó la mosca. Mala fortuna para el marroquí, el VAR cazó que en la parada del penalti tenía los dos pies por delante de la línea de gol. A repetir la pena máxima. Haaland falla una pero no dos. La tiró al mismo lado, de la misma manera pero Bono ya no llegó. Le devolvió la celebración y se formó la tangana.
Con el 2-0 y sin nada que perder, entraron el Papu Gómez y De Jong. El neerlandés provocó el penalti que dio esperanza a los de Lopetegui. Empujón sin ni siquiera taparse de Emre Can. En-Nesyri le puso picante al tramo final de partido. Con dos goles más el Sevilla forzaba la prórroga. El doblete del marroquí llegó demasiado tarde. Con el 2-2, solo tuvo un minuto el conjunto nervionense para hacer saltar todo por los aires.
Y la tuvieron. Marearon el balón dentro del área e incluso reclamaron un penalti de Jesús Navas. No señaló nada. Murió de pie al Sevilla que hizo honor a su himno. Nunca se rindió.
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