Historia SPORT

Historia SPORT

Viaje a los orígenes de Gündogan (I): "Sentí que mi carrera estaba acabada"

Nos adentramos en los primeros pasos del nuevo jugador del FC Barcelona; se forjó en el garaje de su humilde casa familiar y la del Hessler 06 fue su primera camiseta con 4 años

El Schalke lo tenía atado cuando era benjamín, pero una lesión de tobillo hizo que descartaran su llegada; el Nüremberg pagó 50.000 euros por él al Bochum

Manchester City - Inter de Milán | Gundogan levantó la Champions con el Manchester City

Así levantó Gundogan la Champions como capitán del Manchester City / TELEFÓNICA

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

Uno de los recuerdos más dulces de la infancia de Ilkay Gündogan pasa por su humilde casa familiar. Rodeado de su padre, de su tío, de sus primos. Y, cómo no, viendo un partido del Galatasaray. El club del que era (y es) acérrimo seguidor. Por herencia paterna, claro. 

“Ver los partidos era un evento familiar, que siempre nos reunía a todos en la sala de estar. Todavía puedo recordar la final de la Copa de la UEFA de 2000 como si hubiera sido la semana pasada”, asegura su primo Ilkan. Y no es una voz cualquiera. Actualmente es como un hermano, una de las personas más importantes de su entorno y quien ejerce también como una especie de asistente. 

Pero para entender las ráices del flamante futbolista del FC Barcelona hay que retroceder bastante más en el tiempo. Concretamente a 1973. Ismail, su abuelo, aterrizó en la Cuenca del Rühr en busca de trabajo. Como tantos otros emigrantes turcos que llegaron en masa al país germano. En concreto, la familia de Ilkay es originaria de la provincia del Balikesir, en el oeste de Turquía. Ismail se trasladó en solitario y no fue hasta seis años después que llegaría el resto de la familia. Se instalaron en Gelsenkirchen, ciudad minera por excelencia. Y en ese contexto minero nació y creció nuestro protagonista.

“Definitivamente puedo decir que tuve una infancia muy agradable”, comentaba recientemente Ilkay en una entrevista para ‘Goal’. Su hermano Ilkan también recuerda que los deberes y el colegio eran lo primero durante su infancia, pero que el tiempo libre lo dedicaban a dar balonazos contra el garaje. “Gica Hagi fue uno de nuestros jugadores favoritos al principio”. Coincidencias de la vida, Gica acabaría fichando por el Barça, como ahora Ilkay. 

HESSLER 06

La primera camiseta de club que vistió Gündogan fue la del Gelsenkirchen-Hessler 06. Llegó con apenas cuatro años y ahí empezó a desatar todo su talento. “Al principio, algunos entrenadores dijeron que era demasiado pequeño, pero su técnica fue excepcional desde muy joven”, comenta Rainer Konietzka, por aquel entonces presidente del Hessler y persona muy ligada a la familia Gündogan. Tras unos primeros años felices, con apenas nueve los ojeadores del Schalke se decidieron por incorporarlo a su fútbol formativo. Pero ahí sufrió el primer gran revés de su carrera. “Fue como si me hubieran agarrado del cuello y me hubieran tirado por la puerta”, dijo Gündogan a ‘The Player’s Tribune’ hace unos años.

Ilkay Gündogan, en una imagen con el Hessler 06, su primer club

Ilkay Gündogan, en una imagen con el Hessler 06, su primer club / Goal

El club de Gelsenkirchen decidió darlo de baja tras sufrir el chico una grave lesión de tobillo que lo dejó seis meses KO. “Me dejó muy tocado. Mucho más tarde, llegaría a comprenderlo. Pero en ese momento sentí que mi sueño había terminado y mi carrera estaba acabada. Volví a casa a jugar con mis amigos”.  

Regresó al Hessler. Y con toda esa rabia acumulada empezó a crecer y a destapar todo su tarro de las esencias. “Fue promocionado a una categoría superior a la que le tocaba, pero quiso quedarse a ayudarnos. La gente alucinaba con él. Él solo movía al equipo, dirigía el juego. Lo hacía todo”, explica su amigo de infancia Ferhat Cankaya a ‘The Athletic’. Siempre ha tenido muy presente Ilkay al Hessler. Dónde empezó todo, un club en el que jugaron su tío y buena parte de la estirpe familiar. Tanto, que hace unos años donó 300.000 euros para poner césped y reformar el estadio del club, donde dio sus primeros pinitos y que hasta hace no mucho eraaún de ceniza. 

UN SALTO CLAVE

Hasta que llegó el punto de inflexión. “Me dijo que quería convertirse en profesional”, dice Cankaya. A los 14, decidió fichar por el SSV Buer, a ocho kilómetros de casa. El ascenso de Ilkay era ya imparable. El Schalke volvió a llamar a su puerta, pero el resentimiento continuaba muy presente en el jugador de origen otomano. Finalmente, el siguiente movimiento en su trayectoria lo llevaría, de nuevo, cerquita del núcleo familiar, a Bochum. Un club ya importante dentro del fútbol germano.

Gündogan se enroló en las filas del equipo juvenil. Y en el club del estado de Renania del Norte-Westfalia conoció a una de las figuras más importantes de su carrera. Michael Oenning. Llevaba dos cursos destacando en ‘Die Unabsteigbaren’ cuando se topó con este antiguo futbolista de categorías ‘amateur’ germanas. Oenning aterrizó para hacerse cargo del equipo sub’19. “El primer contacto con él fue en el campo de fútbol. En el primer entrenamiento con el nuevo equipo, organicé una especie de ‘fut-tenis’ con pelotas volando sobre una distancia más larga de lo habitual”, explicaba Oenning hace un tiempo a ‘Goal’.

Gündogan, durante su etapa en el Bochum

Gündogan, durante su etapa en el Bochum / Goal

“Ilkay jugó pelotas increíblemente bien con ambos pies. Lo noté de inmediato. Luego lo cogí y le pregunté si también podía jugar las pelotas con un efecto hacia atrás. También hizo un gran trabajo en esta tarea”. “Después del entrenamiento, me acerqué a él y le pregunté cómo se llamaba”, añade este entrenador natural de Hamburgo. De la mano del técnico germano siguió creciendo. Y mejorando en apartados en los que quizás, hasta ese momento, no había terminado de explotar: “Ilkay era una amenaza de gol. Pensaba casi exclusivamente en lo ofensivo cuando era joven”, dice Oenning. 14 goles en 24 partidos aquel curso así lo atestiguaban. En marzo de 2008 fue llamado por las inferiores de la selección alemana por primera vez. Un mes antes, Michael había fichado como asistente por el primer equipo del Nuremberg. Y eso catapultó de forma definitiva la incipiente carrera de Ilkay Gündogan. 

NÜREMBERG, EL DESPEGUE

Los estudios eran algo indispensable para los Gündogan. De hecho, su padre Irfan no terminaba de ver con buenos ojos que Ilkay fuera futbolista profesional. Y como quería compaginar estudios y su pasión, el fútbol, y en Bochum no le ponían facilidades, Ilkay pidió a Michael que se lo llevara a Nüremberg: “Me dijo: ‘Entrenador, no voy a llegar a ninguna parte aquí en Bochum. La interacción entre la escuela y el fútbol no funciona. ¿No puedo ir a Nuremberg?’”.

El club bávaro pagó alrededor de 50.000 euros por hacerse con él. A los 18 años, Ilkay se marchaba lejos de casa por primera vez. “Cuando me dieron la noticia de que estaba firmando mi primer contrato profesional, fue genial. Todavía lo describiría como el mejor día de mi carrera”, aseguró hace poquito Ilkay. Su incidencia en la segunda mitad de temporada fue escasa, pero se asentó en el once el curso siguiente, ya con el Nüremberg en la Bundesliga.

Gündogan aprovechó al máximo su pase por el Nüremberg

Gündogan aprovechó al máximo su pase por el Nüremberg / AFP

Debutó en la Copa de Alemania un 1 de agosto de 2009 contra el Dinamo de Dresden. Marcó un tanto y dio una asistencia. Aquel curso el conjunto bávaro logró la permanencia en la élite, su gran objetivo. El flamante futbolista del Barça se volvió indiscutible. Disputó una segunda temporada completa antes de regresar a la Cuenca del Rühr. El Borussia Dortmund pagó más de cuatro millones de euros por él. Pero eso mejor lo dejamos para mañana...