Flotats, el antihéroe

De perfil discreto y humilde, se alejó siempre que pudo de los focos, pero dejó huella por su comportamiento ejemplar y una entrega sin límites sobre el terreno de juego. Aterrizó en Les Corts procedente del Espanyol la temporada 1952-53

Centrocampista veloz, intuitivo y con un gran despliegue, alcanzó popularidad por sus férreos marcajes a los cracks rivales

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Flotats con la camiseta del FC Barcelona. La defendió en 113 partidos oficiales en los que anotó 4 goles y ganó nueve títulos

Flotats con la camiseta del FC Barcelona. La defendió en 113 partidos oficiales en los que anotó 4 goles y ganó nueve títulos / FCB

David Salinas

David Salinas

Isidre Flotats Vilanova nació en El Pont de Vilomara (Barcelona) el 2 de junio de 1927 y a los seis meses, sus padres, Juan y Elena, comerciantes (tenían una mercería), se trasladaron a Sant Vicenç de Castellet para abrir una mercería. El fútbol lo atrapó en el Instituto de Manresa, cursando bachillerato. Empezó jugando en el CF Sant Vicenç de Castellet con 16 años (1943-44) después de que lo vinieran a buscar y sin poner él condición alguna para incorporarse.

Seguidamente pasó por el Terrassa, equipo de Tercera División (1945-47) y fue cuando empezó a tomarse en serio el fútbol. En 1947, tras una prueba, se incorporó al Badalona, conjunto con el que firmó su primera ficha profesional (5.000 pesetas). Con el cuadro escapulado ascendió a Segunda División la campaña 1946-47 y, por razones económicas, solo permaneció hasta mediados del curso 1949-50, jugando casi siempre como medio volante, aunque también podía alinearse en cualquier otra demarcación, menos en el marco por razones de talla (1,66 m). Fue dirigido por los exazulgranas Josep Cardús, Jaume Hospital y Josep Escolà y el exeuropeista Manuel Cros, entre otros entrenadores. Y coincidió en el campo con Jordi Vila, Francisco Amorós, Josep Serratusell, Josep Valle y el hermano de Martí Vantolrà, Josep.

El Espanyol

Varios equipos de Primera División lanzaron sus redes hacia Flotats, que acabó fichando por el Espanyol en febrero de 1950, por no querer salir de Catalunya por razones familiares y de estudios. Junto a él, también llegó el extremo izquierdo Josep Egea. Flotats, entonces estudiante de Arquitectura —licenciatura que finalizó durante la Guerra Civil, en Montpellier—, aterrizó en Sarrià como medio volante, posición que ocupaba desde hacía dos temporadas. Hasta entonces había actuado como extremo. Y es que desde pequeño practicó atletismo, en la especialidad de velocista, y en los 100 metros acreditaba una marca de 11 segundos y 6 décimas cuando el récord de España estaba en 10.09. A su juicio, un medio volante tenía que tener visión de la jugada y muchas facultades físicas, sobre todo fondo y rapidez.

Fichó por dos temporadas y media, aunque le pareció poco, fiándolo todo a su entrega y compromiso para renovar y seguir en Sarrià. Sin embargo, transcurrido este tiempo, en el que jugó 37 partidos oficiales, el Espanyol le dio la carta de libertad. Había sufrido una rotura fibrilar y en el informe médico se hizo constar que podía agravarse la lesión, por lo que se le recomendó cirugía... Paso que no contempló. Suficiente para que el Espanyol lo dejara en libertad.

El Barça

Fue entonces cuando apareció el Barça, fichando en el verano de 1952. Firmó por 90.000 pesetas. Y, aunque sabía que iba como suplente por la feroz competencia que tendría al integrarse al equipo de la Cinc Copes, aceptó el reto. Supo ganarse la confianza de los técnicos barcelonistas y, entre 1952 y 1960, jugó 113 partidos y anotó 4 goles, además de sumar nueve títulos a su palmarés: tres Ligas (1952-53, 1958-59 y 1959-60), tres Copas (1952-53, 1956-57 -ganada contra el Espanyol en Montjuïc- y 1958-59), dos Copas de Ferias (1955-58 y 1958-60) y una Copa Eva Duarte (1953). Siempre recordó que el que más le satisfizo fue la Copa de 1957 porque “me parece muy humano triunfar ante quien te ha despreciado”.

Flotats no fue un jugador de actuaciones lucidas, pero fue popular por marcar a futbolistas famosos y hacerlo con gran efectividad, como demostró cuando le encomendaron la misión de 'secar' a Di Stéfano en 1954. El argentino acabó harto de tener dos sombras y un día soltó que “si en cada partido me sigue marcando Flotats, mejor me dedico al tango”. Su secreto fue la anticipación, por sus condiciones y velocidad. Lo apodaron “El Puñales” precisamente por aparecer de sopetón y también “El Miserias” porque al rato de afeitarse volvía a presentar una barba cerradísima. Samitier en alguna ocasión se refirió a Flotats como “el roba peras” por su habilidad en robar el balón al jugador contrario.

Los últimos años

En sus últimas cinco temporadas apareció esporádicamente en el equipo, vivió en la semioscuridad. “Estar en el banquillo es muy desagradable”, decía. Pasó a ser un recurso, una solución de emergencia... No aceptó una oferta del Sporting de Gijón en 1957 por considerarla insuficiente económicamente, tanto él como el Barça. 

De perfil discreto y humilde, se alejó siempre que pudo de los focos y no fue ídolo de masas. Una anécdota lo corrobora. Estando en San Sebastián, tomando un aperitivo con Brugué, el camarero los oyó hablar en catalán y les preguntó: “Ustedes serán hinchas catalanes, ¿verdad?”.

Dejó el Barça al final de la temporada 1959-60 y fichó por el Mallorca, donde jugó hasta diciembre de 1960 bajo las órdenes del Toto Lorenzo. Colgó las botas y en 1962 se hizo cargo del Juvenil del FC Barcelona (se sacó la licencia para entrenar en julio de 1960 siendo el número uno de su promoción). Se hizo cargo del primer equipo en las visitas a Zagreb y Belgrado en la Copa de Ferias 1961-62 por no poder viajar Ladislao Kubala al otro lado del ‘Telón de Acero’. Dirigió al Condal la temporada 1969-70. Se dedicó después al cien por cien a sus negocios, concretamente como gerente de una empresa de construcción. Desechó ofertas del Celta y del Sporting.

Flotats se quedó con el balón del primer partido que albergó el Camp Nou. Coleccionista de sellos y ceniceros, entre otros hobbies, falleció en Barcelona el 12 de marzo de 2014.