Eladio, un coloso en la retaguardia

Descubierto por el ‘cazatalentos’ Josep Boter, ofreció un gran rendimiento en el carril izquierdo azulgrana. Cuenta casi 83 años y mantiene vivo el ‘caso Guruceta’ de junio de 1971

Defendió la camiseta del Barça entre 1962 y 1972 y destacó por su obcecada entrega

Eladio, con la camiseta del FC Barcelona, posa en el Camp Nou. El zaguero destacó por su potencia física, entrega absoluta y una imagen típica de la época, la de  ‘The Beatles’

Eladio, con la camiseta del FC Barcelona, posa en el Camp Nou. El zaguero destacó por su potencia física, entrega absoluta y una imagen típica de la época, la de ‘The Beatles’ / Seguí-FC Barcelona

David Salinas

David Salinas

Entre 1962 y 1972 el primer equipo del FC Barcelona contó con un jugador de excepción: Eladio Silvestre Graells (Sabadell, 18-11-1940). Por sus condiciones físicas y por su inquebrantable compromiso con el club. Fue de aquellos que nunca se dejó nada en el campo, de los que detestaba perder y se alzaba ante las injusticias. Tenía fama de duro, un estigma que siempre lo acompañó a lo largo de su carrera, pero solo quería hacerse respetar en el campo. Cuenta casi 83 años y sus memorias darían para un libro de dos o tres volúmenes. Pese a sumar 10 años de servicio en el Barça, más los dos que permaneció en La España Industrial, el club nunca le tributó el homenaje que hubiera merecido.

Nacido en el barrio de la Creu Alta, a Eladio el fútbol le venía de familia. Su padre Antonio fue guardameta del Sabadell y del Murcia, entre otros clubs, y siempre lo alentó a practicar deporte. Empezó jugando en la calle y formando parte de la peña Los Tigres. A una temprana edad destacó por su envergadura y el Sabadell lo incorporó a su equipo infantil, pero la aventura duró muy poco. Dos de sus mejores amigos cambiaron el club arlequinado por el Mercantil y Eladio se unió a ellos. Con 16 años llegó al primer equipo y a la selección catalana juvenil, con la que se proclamó subcampeón de España de la categoría tras caer en la final contra Murcia (2-1).

Eladio junto al que fuera presidente del FC Barcelona, Sandro Rosell

Eladio junto al que fuera presidente del FC Barcelona, Sandro Rosell / Ignasi Paredes

El Barça, concretamente el histórico ‘cazatalentos’ Josep Boter, andaba ya tras sus pasos y lo fichó por 200.000 pesetas antes del Europeo Juvenil disputado en 1959 en Bulgaria. Concentrado con España en El Escorial, recibió la visita de un emisario del Real Madrid. Llegó tarde... Tenía 18 años y empezó la temporada 1959-60 cedido al Lleida. Fue repescado y jugó dos campañas con el filial azulgrana, La España Industrial, como nueva etapa de su aprendizaje. En el primer año (1960-61) los industriales salvaron la categoría (2ª) in extremis, aunque la perdieron por la renuncia del Barça a permanecer en la división de plata. Jugó al lado de Torrent y Sanchis, entre otros. En Tercera (1961-62) se alineó junto a Rifé II, Maiquez, Gasull, Andresín…

Apasionado

La vida de Eladio era el fútbol y se entregó a él por completo. Con trabajo, esfuerzo, dedicación y una vida ordenada alcanzó el objetivo. Además de destacar por su potencia física lo hizo por su sentido de la anticipación, fortaleza, valentía y buena entrega del balón. Aunque empezó como delantero, brilló siempre en la retaguardia, especialmente en el carril izquierdo: en la banda tenía más terreno para moverse y explotar sus virtudes.

En el Barça destacó siempre por su exuberante físico, sus pobladas patillas y su peinado —como el que lucían los integrantes de ‘The Beatles’, con el pelo pegado en la frente—, y su calidad humana. Jugó 450 partidos (323 oficiales y 127 amistosos) y convirtió 10 goles (4+6). Ganó tres Copas (1963, 1968 y 1971), una Copa de Ferias (1966) y la Finalísima de Ferias (1971). Se quedó sin saborear la Liga: “Casi siempre terminábamos segundos, no ganábamos por los pelos. Una pena. Tuve que conformarme, qué remedio…”. 

De su paso por el Camp Nou se queda con las enseñanzas de Kubala, su primer entrenador, de lo mucho que disfrutó con Buckingham —“tenía ideas muy buenas, iba adelantado a los tiempos”— y de la amistad que cultivó con el recordado Josep ‘Cuca’ Palau“un hermano”—. Sufrió el insólito arbitraje de Guruceta en un clásico de Copa (1-1), el del ‘penalti’ de Rifé II a Velázquez un metro fuera del área. Ese día, 6 de junio de 1970, estalló: aplaudió al árbitro y le dijo “eres un madridista, no tienes vergüenza”. Lo echaron. “Si en el acta hubiera puesto todo lo que dije me hubieran caído más de los dos partidos con los que fui sancionado”, recuerda. Fue internacional por España en 10 ocasiones (1966-1970) y tomó parte en el Mundial de Inglaterra 1966, lesionándose en el primer partido contra Argentina. Con Catalunya disputó dos partidos (1966-1968).

Últimos años

El Barça le dio la baja en junio de 1972 y fichó por el Hércules, donde jugó dos temporadas (1972-74). Coincidió con Josep Maria Fusté y en el segundo curso, con Arsenio Iglesias en el banquillo y jugando de central, alcanzó el ascenso. Pero no siguió. Quería regresar a casa y, además, por su cabeza no pasaba la idea de enfrentarse a su querido Barça. Aterrizó en Tarragona por la insistencia del Nàstic en contratarlo. Allí jugó la temporada 1974-75. Tenía casi 34 años y arrastraba unas molestias en la rodilla que le impidieron seguir. Colgó las botas.

Entregado a sus negocios, la estrella que siempre lo había acompañado se apagó y tuvo que empezar de cero. La Agrupació de Jugadors del FC Barcelona lo rescató y le organizó un homenaje en Móra d’Ebre.

La saga de los Silvestre siguió con sus hijos Carles y Albert. El primero, también defensa, pasó por el Rubí y el Terrassa, entre otros equipos, en la década de los noventa, y el segundo jugó en los infantiles del FC Barcelona. Dos de sus nietos también se adentraron en el mundo del fútbol, en el Castellar y el Sant Quirze.