Joan Peñarroya, obligado a devolver la ilusión al basket blaugrana

El Barça inicia este lunes un nuevo proyecto en la sección de basket con la presentación de Joan Peñarroya como nuevo técnico azulgrana en sustitución de Roger Grimau, principal ‘víctima’ de la plantilla que tuvo a sus órdenes la pasada campaña.

Con el ‘mea culpa’ express de Navarro tras acabar la temporada con el 3-0 del Madrid- todavía estamos esperando de nuevo su comparecencia para hablar de los cambios previstos-, la dirección deportiva decidió dar un nuevo rumbo a la sección con la salida de Grimau y algunos jugadores que no han estado a la altura de la camiseta blaugrana, y algún otro se ha quedado porque su megacontrato que impedía su salida.

Lo cierto es que empieza la era Peñarroya, un entrenador con más experiencia que Grimau, con mucho más carácter, aunque deberá demostrar que tiene el talento y el aplomo para aguantar la presión que conlleva sentarse en el banco blaugrana.

Experiencia en clubs importantes

Es cierto que ya ha tenido experiencias importantes como Valencia o Baskonia, pero el Barça implica mucho más, conlleva ganar y dando espectáculo, y todo lo que quede por debajo de ello, es un fracaso. Que le pregunten a Roger Grimau.

El técnico de Terrassa no ha entrenado al Barça pero conoce lo que le viene encima. Lo afronta con ilusión y también con la llegada de jugadores importantes como el deseado estadounidense Kevin Punter, la más que probable de Juan Núñez, Dylan Osetkowski y junto a un Jabari Parker que tiene que ir a más en su liderazgo del grupo.

Este Barça tiene mejor pinta, a falta de alguna incorporación más, especialmente en el puesto de alero después del ‘culebrón Hezonja’, aunque, como siempre, mandarán los resultados, que no acompañaron a Grimau en la Liga Endesa y lo acabó pagando, y una derrota dolorosa en casa ante Olympiacos que le dejó sin Final Four.

La línea entre el éxito y el fracaso es muy fina en ‘Can Barça’ y Peñarroya, consciente de ello, buscará dar una nueva imagen de un grupo comprometido, luchador, que se deje la piel en cada balón y por supuesto, con convicción de victoria en cada partido, sea de Euroliga, Liga Endesa o Lliga Catalana. Un cóctel que debe ilusionar al culé aunque habrá que ponerlo en conserva hasta verlo en acción.