Un final amargo en el Palau para la corta ‘era Grimau’

El Barça cerró la temporada de la peor manera posible y ante un Madrid que demostró superioridad de principio a fin

El equipo llegaba muy justo de fuerzas a este tramo final y con el técnico que tiene las horas contadas a pesar de su esfuerzo fallido por llevar al equipo al éxito

El Barça cerró la temporada de la peor manera posible ante su afición

El Barça cerró la temporada de la peor manera posible ante su afición / JAVI FERRANDIZ

Ramon Palomar

Ramon Palomar

La temporada de la reconstrucción tras la salida de Saras Jasikevicius y Nikola Mirotic, y con la llegada de Grimau en el banquillo y buenos jugadores pero no decisivos, ha llegado a su fin de la peor manera posible.

Caer en el Palau por un contundente 3-0 tras la derrota este domingo ante el máximo rival (92-95)y con el presidente en la 'Llotja' asumiendo como el nuevo proyecto ha acabado haciendo aguas, no era la mejor manera de cerrar esta corta etapa de Grimau, que no parece vaya a tener continuación.

El equipo supo trampear la temporada regular, realizando una buena temporada regular en la Euroliga, pero fallando estrepitosamente en el quinto encuentro de cuartos en el Palau ante el Olympiacos, que les dejaba sin Final Four. Un primer golpe del que ya no se repuso el equipo.

Una desacertada Liga Endesa

En la Liga Endesa, el Barça no estuvo tan concentrado, perdiendo demasiados encuentros en la temporada regular ante rivales de menor entidad y que al final le relegaron a un tercer puesto y un cruce con el Madrid en semifinales, que le deja fuera por un contundente 3-0.

Un final de temporada realmente amargo, y que solo puede llevar al suspenso, porque Navarro había confeccionado una plantilla de mínimos para ganar algún título y cierra el año con las peores sensaciones y con la sensación de que hay que reconstruir de nuevo.

Empieza el trabajo de recomponer esta plantilla donde habrán algunos cambios, empezando por el banquillo con un Roger Grimau que lo ha intentado de corazón, pero no ha podido llevar al equipo al éxito. Y él, conocedor de la situación, deberá aceptar que habrá relevo en el banquillo salvo sorpresa.