Treinta años de USA 1994, el Mundial que inauguró el fútbol moderno

Este verano se cumple efeméride de un torneo que batió récords de audiencia en los estadios y de ingresos por mercadotécnica. Todavía hoy siguen intactos

La influencia de la industria del entretenimiento en EEUU abrió las puertas al fútbol a una nueva dimensión comercial de la que vive el fútbol moderno

Roger Milla y Salenko, tras medirse en EEUU'94

Roger Milla y Salenko, tras medirse en EEUU'94

Betfair

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El planeta fútbol es territorio raro. Un espacio que se alimenta del futuro añorando un pasado que siempre es presente. Porque el pasado, en el fútbol, nunca se aleja.

Está de retorno constante. Esa revisión non-stop tiene este verano una cita especial. Porque se cumplen 30 años del Mundial que se puede considerar dio pistoletazo de salida al fútbol moderno como se entiende hoy el balompie, como espectáculo de masas, marketing exacerbado y cambio de paradigma en los perfiles de juego y futbolistas. Este verano se cumplen 30 años del Mundial de Estados Unidos 1994.

La efeméride, además, será especial porque estamos a sólo dos años de que la pelota redonda del ‘soccer’ (como lo conocen en Norteamérica) retorne a territorio estadounidense. En 2026, 32 años después, la organización del evento correrá a cargo de la misma EEUU, además de México y Canadá. Un torneo para el que las apuestas de fútbol de Betfair ya tienen favorito: Francia lidera los pronósticos (16% de probabilidades implícitas) cerca de Brasil. Argentina, la vigente campeona, se cae a la cuarta plaza. Quizá porque para entonces se prevé que Messi ya no estará… o quizá sí. Precisamente para ayudar a vengar la cuenta pendiente que Estados Unidos todavía tiene con la Albiceleste y su otro mito, Diego Armando Maradona.

Tragedias y luces

Porque el Mundial de 1994 del que se cumplen 30 años estuvo plagado de historias y relatos individuales. Pocos campeonatos incluso de esta dimensión como un mundial tuvieron tantas noticias vinculadas a nombres propios. Algunos, con final feliz. Otros con final trágico… o muy

trágico.

En la categoría de lo oscuro está la descalificación de Maradona, que dio positivo por consumo de cocaína en pleno torneo y acabó siendo expulsado justo cuando parecía que podía ver la luz de nuevo. De hecho, ante Grecia, en la fase de grupos, marcó un golazo. Aquella Argentina era legendaria: Redondo, Batistuta, Caniglia, Maradona, Burrito Ortega, Ruggeri, Simeone… La expulsión de su capitán supuso un golpe demasiado duro del que no se recuperaron y cayó en octavos ante Rumanía. Claro que aquello no se puede comparar con la tragedia de Andrés Escobar, un central colombiano al que asesinaron en su país tras el torneo por haberse hecho un autogol frente a Estados Unidos en la fase de grupos. El combinado cafetero no pasó de la primera fase.

En el lado opuesto, el de las historias de luz, también muchos nombres propios. Como Oleg Salenko, un delantero ruso que por entonces militaba en el Logroñés (luego fichó por el Valencia) y que fue Bota de Oro del torneo con seis goles. Cinco los hizo en un mismo partido ante Camerún, selección en la que militaba Roger Milla, que a sus 42 años se convirtió en el futbolista de más edad en hacer un gol en un Mundial. Salenko compitió con Hristo Stoichkov por ser el máximo artillero del torneo. También anotó seis goles, pero el ratio del ruso fue mejor.

Aquella Bulgaria que comandaba el delantero del FC Barcelona fue una de las sorpresas colectivas del torneo. Terminó cuarta y alcanzó semifinales junto a la Suecia de Brolin, otro de los combinados sorpresa, aunque ambos cayeron en semis frente a la Brasil de Romario y la Italia de Baggio. El torneo, por cierto, se lo llevó Brasil en los penaltis después de una final de infamia que vieron 94.000 espectadores en el estadio Rose Bowl de Los Ángeles.

El fútbol como industria del entretenimiento La asistencia masiva a los recintos, en estadios de amplio aforo fue una de las grandes aportaciones de este Mundial. De hecho, aquellas cifras (una media de 68626 especadores por partido) todavía no se ha superado. Aquel torneo precisamente por desarrollarse en EEUU, inauguró la época de la mercadotecnia moderna que marca el fútbol actual. El deporte se convertía en una Industria del entretenimiento con guiños por doquier. Por ejemplo, en las camisetas de los equipos, que por primera vez comenzaron a venderse de forma masiva y con la novedad de incluir números fijos para cada jugador y sus nombres a la espalda. Como en la NBA. También se introdujeron retransmisiones televisivas con una cobertura nunca vista. Todo ello, unida a la alta calidad del torneo (salvo la final, cada partido fue memorable) acabó derivando en un boom comercial que dejó ingresos récords todavía no superados y abrió la puerta a modificaciones sustanciales en los torneos futuros. Precisamente, Estados Unidos 1994 fue el último Mundial con 24 participantes.

También permitió que países sin tradición futbolera (como era su caso) pudieran albergar torneos como sucedió con Japón y Corea en 2002 o Qatar en 2022. Si a ello se le une que el fútbol comenzó a cultivar la idolatría al Star System con jugadores que pasaron de ídolos a marcas comerciales, el resultado es un boom muy similar al fútbol actual. Un cambio que comenzó hace 30 años y que todavía perdura. El fútbol se alimenta del futuro añorando un pasado que siempre es presente.