Dobvyk, a la sombra de Penev

Hace un año no figuraba en ningún titular. Tampoco en la agenda de demasiados equipos. En la de Quique Cárcel, el director deportivo del Girona, estaba señalado en rojo. Rojo intenso. Rojo prioridad. Por eso los catalanes se lanzaron a ficharlo y lo anunciaron en su web con un titular simple, pero profético: “El Girona ficha al goleador ucraniano Artem Dovbyk”. Aquello sucedió el 6 de agosto de 2023. No han transcurrido ni 12 meses y este ariete espigado (1,89 metros) ya es historia de LaLiga y objeto de interés de medio viejo continente.

Dovbyk, un pichichi de época

Historia de LaLiga porque sus 24 goles esta temporada lo han convertido en Pichichi de un campeonato que desde 2008 (Forlán y el Atlético de Madrid) no tenía ningún ganador que no fuera un jugador del FC Barcelona o uno del Real Madrid. El Girona ha sido el equipo que ha roto esta racha con este ucraniano que (más importante todavía) ha catapultado al equipo a la tercera plaza que le otorga, sólo dos años después de ascender de Segunda División, plaza fija para la nueva Champions League. Espectacular.

Y todo de la mano de un ariete que el curso pasado jugaba en el Dnipro ucraniano y que ahora no sólo ha logrado esta gesta, sino que sueña también con romperla en la Eurocopa. En las apuestas de fútbol de Betfair le dan opciones de llegar a cuartos (28% de probabilidades implícitas) El fútbol y sus giros, en ocasiones disfrazados de ‘Déjà vu’.

El interés del Atlético

Porque ahora este chico de ojos azules ha llamado el interés de varios equipos importantes de toda Europa. En España lo quiere un Atlético de Madrid que, cuentan las crónicas de medios cercanos a los rojiblancos, habrían llegado a ofrecer 30 millones por su fichaje. La cláusula de Dovbyk es de 40. Empieza la negociación por un delantero que en parte se parece a otra leyenda rojiblanca. La sombra de Lubo Penev encaja en la del ahora ariete del Girona.

¿Quién fue Lubo Penev?

Este futbolista con cara de boxeador es leyenda de un Atlético en el que sólo disputó una temporada. No necesitó más. Jugó el curso del doblete, cuando, de la mano de Radomir Antic, los colchoneros ganaron Liga y Copa. Aquel curso 95-96 marcó 16 goles y formó delantera titular con Kiko. El Atleti lo fichó procedente del Valencia, donde había completado seis temporadas. Por ahí viene la gran diferencia con Dovbyk. Penev no era un desconocido para la Liga.

Pero sí era un delantero sin el brillo mediático o el glamour que se le presentaban a otras estrellas de la competición, con mucho más purpurina a su alrededor pese a un rendimiento no mucho mejor que el suyo. El propio Kiko Narváez escondía tras de sí titulares de futbolista fantasioso que en números no aportaban el rendimiento de Penev, nacido en Bulgaria y también artífice de la histórica cuarta posición con la que su combinado nacional cerró el Mundial de Estados Unidos 1994.

Estilos similares

En el formato de juego uno y otro se parecen en tanto en cuanto Penev y Dovbyk son delanteros estirados, de los que corren a veces con la percepción de que se van a romper, pero que hacen de la ejecución de su físico una máquina de golear. En ocasiones, sin demasiada ortodoxia. Más por instinto y posición, que por verdadera ejecución estética de sus remates. No importa. Su matrimonio con el gol minimiza lo plástico por el grito de festejo con el que suelen acabar sus jugadas.

Tras el Atlético de Madrid, Penev aún tuvo tiempo de hacer historia en LaLiga. Primero, con el Compostela, al que sostuvo dos temporadas en Primera. Luego, con el Celta de Vigo, con el que también tuvo un buen rendimiento. Acabó retirado en su país, en el CSKA Sofía del que ahora es su entrenador. Un mito de perfil único que no ha tenido recambio similar en el Atleti hasta ahora que Dobvyk podría restituir una figura similar a la suya en la plantilla rojiblanca.

Esperan en el Metropolitano que, además, lo haga con el mismo buen resultado que lo tuvo aquel búlgaro desgarbado del doblete colchonero.