Bryan Zaragoza, o cómo el salto a un grande no siempre te hace más grande

El futbolista malagueño regresa a LaLiga con Osasuna. El Valencia también lo quiso. Su fichaje por el Bayern no fue como el extremo y su club deseaban

Tras un inicio espectacular con el Granada (acabó el curso como el 8º mejor regateador y eso que se marchó en enero) su periplo germano ha sido escaso

Abde y Bryan Zaragoza, cesiones en Osasuna

Abde y Bryan Zaragoza, cesiones en Osasuna / EFE / @Osasuna

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El futuro de Bryan Zaragoza (Málaga, 22 años) vuelve a apuntar a España. Regreso acelerado. Este extremo habilidoso, de tren inferior bajo y poderoso, llamativo en toda su extensión, está cerca de retornar a LaLiga desde el Bayern de Múnich, el club por el que firmó el pasado mercado invernal y en el que apenas ha tenido oportunidades. Valencia y Osasuna se han peleado por la incorporación de un futbolista que ha acabado siendo rojillo y que fue foco de atención en el inicio de la pasada campaña.

Su exhibición ante el Barça en Los Cármenes a inicios de curso incluso le valió una fugaz internacionalidad española que se evaporó a la misma velocidad a la que dejo de tener peso en los nazarís y se agitó su salida al Bayern. Inicialmente prevista para el verano actual, finalmente el adiós del Granada se precipitó para el mercado invernal y acabó en fiasco de primavera.

Osasuna puede ser un escaparate extraordinario para un jugador que en Pamplona tendría liderazgo. Los navarros, además, parecen un equipo propicio para mejorar su carácter recio y, además, lucirse en el esfuerzo. Sin demasiado sufrimiento. En las apuestas de Betfair, el equipo de Vicente Moreno parte como el séptimo favorito al descenso con una probabilidad implícita del 26,67%.

De la Selección a las dudas

Tras un inicio de curso espectacular en España (21 partidos, seis goles, dos asistencias) con los bávaros apenas tuvo presencia. Siete partidos de Bundesliga para ser casi invisible. De hecho, sólo fue titular en la 33ª jornada, cuando el campeonato ya estaba decidido. Y ni así fue capaz de jugar todo el encuentro. Frente al Wolsburgo, Bryan fue sustituido en el 74’. Con los germanos no marcó ni un gol. Tampoco dio ningún pase de gol. La adaptación al nuevo campeonato no fue fácil para un jugador que, sin hablar inglés o alemán, no tuvo la facilidad de incorporarse como debería. Su fútbol prometía mucho más, pero todo lo que acompaña a un jugador no le siguió para ser finalmente lo que quería: al menos un futbolista recurrente en los planes de Tuchel.

Fútbol de antes en patrones modernos

Ahora, con el cartel de ‘cedible’ sobre su cabeza, Bryan Zaragoza busca minutos y, con ellos, encontrarse a sí mismo. Con sólo 22 primaveras en su DNI, su carrera se encuentra en un punto decisivo en el que lo que prima, más que el glamour y los focos, es la continuidad y la confianza. El resto llegará con la normalidad con la que vuelva a romper cinturas tirado al costado zurdo, donde a este diestro le gusta ejercer regates y diagonales para romperla con fuerza. Una mezcla de fútbol a la nueva usanza y al viejo estilo.

Nuevo, porque lo de ser extremo a pierna cambiada es tendencia moderna. Antaño el zurdo jugaba por la izquierda y el diestro, por la derecha, para hacer lo de siempre: apurar línea de fondo y ponerla. Claro que por ahí Bryan Zaragoza es también jugador de vieja escuela. Porque lo de regatear se le da bien. Demasiado bien. Tanto, que pese a haberse marchado a la Bundesliga en el mercado invernal, acabó la temporada como el octavo mejor regateador de LaLiga: 118 intentos frente a los 194 del máximo regateador del campeonato, Savio, del Girona.

Hambre de calle

Esa fórmula eléctrica y potente la aprendió en la calle, en su Málaga natal donde despuntaba en medio de un ambiente complicado. Se crio en 4 de diciembre, un barrio humilde que le dio las herramientas de la picaresca para, después, cuando alcanzó el fútbol profesional, demostrar que el fútbol de la calle sigue vivo. Esas virtudes son las que sueña recuperar en LaLiga después de que el salto a un grande, el Bayern, no le haya hecho más grande como jugador.

Recuperar esa versión gigante en la banda será su sueño en este curso que comienza y que seguirá perfilando una carrera a la que aún le quedan cinco años de contrato con los bávaros. Tiempo suficiente para reconducirse y ser lo que siempre fue: una bala por la izquierda. Fútbol de toda la vida envuelto en papel del juego moderno.