Alcaraz, lecciones de camilla para crecer

El estado físico del murciano sigue siendo la principal duda de un tenista que, admite su equipo, tiene que aprender a gestionar su tenis para regular su cuerpo.

Alcaraz, durante su debut en Wimbledon

Alcaraz, durante su debut en Wimbledon

Betfair

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Carlos Alcaraz es joven. Muy joven. Tiene apenas 20 años de tenis bruto escondido en cada gesto de su cuerpo fibrado y explosivo. Es quizá una de sus mayores virtudes. También uno de sus mayores peligros. Porque escondida tras esa juventud insultante que está derribando muros allá donde otros apenas habían asomado en el prólogo de sus carreras hay también un exceso de ambición que le pesa en las piernas hasta dibujar escenarios de dudas.

Cinco lesiones en los últimos ocho meses son elementos que invitan a la reflexión del por qué su cuerpo a veces dice basta con más frecuencia de la que le gustaría. Su equipo lo tiene claro: le toca aprender sobre la camilla de que los éxitos no sólo nacen en sus músculos y su corazón ambicioso. También en una cabeza que necesita de tiempo para aprender a auto regular todo su cuerpo.

Un vendaje de dudas


Ya es sabido que uno de sus lemas lo heredó de su abuelo. Las famosas tres ‘C’: Cabeza, corazón y coj***. Ahora la primera debe regir las dos siguientes. Lo dice su pasado más reciente. En Roland Garros, en semifinales, sufrió calambres fruto de la tensión de jugar ante Djokovic. También cayó en la ‘trampa’ del serbio, maestro en el control de los tempos también con las asistencias médicas.

Esa subida y bajada de ritmo acabó ‘reventándole’ las piernas a un Alcaraz que entonó el mea culpa. En Queens, sin embargo, volvió para arrasar… y dar de nuevo muestras de algunos problemas físicos. En la final necesitó de atención médica y los dos duelos de exhibición que tenía para la semana previa al debut los anuló. Tanto es así que en Wimbledon se ha presentado con un aparatoso vendaje al que él resta importancia (“Sólo es por precaución”), pero que dibuja de nuevo dudas en el ambiente, más tratándose de un torneo a cinco sets.

Favorito pese a las lesiones


Eso, con todo, no le hace ser favorito a los torneos que tiene por delante. Cómo no, viendo su potencial de tenis y el repertorio que, cuando compite a pleno pulmón, luce como pocos tenistas en el actual circuito. No obstante, el chaval es número 1 y cabeza de serie número 1 en el All England Club (algo que no ocurría en los últimos 20 años más allá del ‘Big Four’) por motivo de sobra conocidos. De ahí que en Betfair el murciano sea el segundo favorito a ganar (cuota 4.5) sólo por detrás de Djokovic (1.5). Similar panorama al que ya luce en el US Open, aunque con menos distancia si cabe.

Aquí Djokovic también es el favorito (cuota 2.1), pero Alcaraz está muy cerca (cuota 2.8). En 2022 Alcaraz se llevó el título después de que Nole no participara por problemas burocráticos al negarse a vacunarse contra el COVID-19, como exigían entonces las autoridades locales.

La auto-regulación es la clave


Ahí, en los Grand Slams, está el reto de Alcaraz. Porque en los márgenes de los partidos a tres mangas Alcaraz se muestra firme y, a veces, intratable. Arrasa. Su juego es muy físico, con una dedicación infinita a cada pelota. Las pelea como si fueran la última de su vida. Una virtud que es también defecto. Creen en el equipo de Alcaraz que quizá hay ocasiones en las que no debería exprimirse. No batallar algún juego para descansar e incluso conceder sets en los que sólo la épica pueda rescatarle para dar recargar pilas e ir a tope en los siguientes.

Una forma de juego que grandes como Nadal, Federer o Djokovic saben manejar bien aun incluso dentro de su fortaleza mental por no conceder ninguna bola. En el equilibrio han mostrado virtud de forma recurrente. Es lo que le toca a Alcaraz. Mirarse en el espejo de aquellos que son los mejores no sólo por su juego, sino también por la gestión que hacen de cada momento. No hay prisas. Le queda tiempo para aprender y añadir esta virtud al resto de su increíble repertorio. Porque Alcaraz es muy joven. Ilusionantemente joven.