25 años del milagro del Camp Nou

Manchester United y Bayern de Munich protagonizaron en 1999 una de las finales más recordadas de la historia de la Champions League

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Una de las finales más locas de la Champions League. En el Camp Nou, el Manchester United le remontó en la prórroga, con gol de Solskjaer en el 93' y de Sheringham 91’, la final de 1999 al Bayern para alzar la 'orejona'

Una de las finales más locas de la Champions League. En el Camp Nou, el Manchester United le remontó en la prórroga, con gol de Solskjaer en el 93' y de Sheringham 91’, la final de 1999 al Bayern para alzar la 'orejona' / Agencias

Christian Blasco

Christian Blasco

Pocas finales quedan en la retina de los espectadores como la que disputaron Manchester United y Bayern de Munich hace 25 años, en mayo de 1999. Con el Camp Nou como gran escenario, ambos conjuntos se jugaban el título de la Champions League.

"Es el mejor momento de mi vida", llegó a decir Sir Alex Ferguson tras el encuentro. El Manchester United se llevó el título, pero tuvo que sufrir hasta el último suspiro y demostrar su carácter de campeón hasta el último suspiro para celebrar una gloria que parecía escaparse de sus manos minuto a minuto.

El Bayern apenas necesitó 6 minutos para ponerse por delante, con un gol de falta de Basler que sorprendió a Schmeichel. Las bajas de Paul Scholes y Roy Keane hicieron mucho daño al equipo inglés, que pudo ver su desventaja aumentada en la segunda parte, cuando Janker mandó un balón al larguero.

Remontada histórica

Las cosas cambiaron en la recta final del partido. Con el encuentro llegando a su ocaso, Ferguson metió en el campo a Sheringham y Solskjaer, iniciando así una de las remontadas más épicas de la historia de la Copa de Europa.

El balón parado se tornó el gran protagonista del encuentro. En el minuto 91, Beckham lanzó un córner, con Schmeichel ya en el área rival subiendo a rematar a la desesperada. El balón cayó rechazado, pero en la segunda jugada Sheringham cazó la pelota en el área pequeña para hacer el empate.

La frustración era notoria en los rostros de los jugadores alemanes, pero lo peor para ellos todavía estaba por llegar. En la siguiente jugada, en otro córner lanzado por Beckham, Solskjaer metió un pie mágico para poner el 2-1 definitivo y certificar una remontada difícil de creer incluso para los presentes.