Al llegar a la entrevista de TVE, Mohamed Attaoui reconoce que “no está ni cansado”. Su voz nos lo demuestra: no hay indicios de cansancio. Al menos, no el que debería tras unas semifinales de 800, en las que, hasta los últimos 50 metros, su puesto en la final corría grave peligro.
Porque a quién no haya visto la carrera, le parecerá que el de Torrelavega se ha metido casi de milagro. Y no le falta razón. El papel no miente. Cuarto, por tiempos. Uf. Aunque yo diría que no ha sido así.
La realidad es que no ha corrido bien. Él es el primero que lo sabe. No le ha costado reconocerlo, aunque tampoco le preocupa demasiado. Al paso de la primera vuelta, se ha quedado encerrado, como un león enjaulado. Como un coche con prisa metido en un atasco. Es complicado salir de ahí, pero la clave es hacerlo a tiempo. Y Attaoui lo ha conseguido.
Así que mañana estará a las 19:05 en la final, una hora que según cuenta “le viene mucho mejor”. Sin duda, será otra carrera. No nos cabe duda. Attaoui está en una gran forma. Él lo nota. Y nosotros lo notamos. “¿Para medalla?”, se preguntarán muchos. Eso mejor lo dejamos para mañana.