¿Quién no conoce la horchata, una de las tradicionales bebidas veraniegas que invade gran parte de los rincones hosteleros? Más allá de un refresco de temporada, la chufa nos ofrece un combo nutricional bastante interesante, además de ser un ingrediente muy versátil a la hora de elaborar recetas.
En este artículo te contamos los beneficios que nos brinda la chufa para mantener una buena salud, y unas deliciosas y fáciles recetas con las que podrás deleitarte todo el año.
Índice de contenidos del artículo
La chufa, es un tubérculo que se cultiva en varias partes del mundo, siendo Valencia la zona geográfica más célebre con Denominación de Origen protegida.
Este tubérculo comenzó a consumirse desde las más antiguas civilizaciones, con hallazgos históricos que confirman su origen en el antiguo Egipto, allá por el siglo VII. Desde Egipto el cultivo de la chufa se expansionó por el Norte de África, llegando a la península Ibérica y Sicilia, conjuntamente con las oleadas islámicas de la Edad Media.
El propósito de su consumo era más bien para paliar problemas de salud que por deleite culinario.
Hoy en día existen importaciones de dudosa calidad y seguridad alimentaria, cuya recolecta se realiza bajo el yugo de ilegalidades de los derechos humanos, por lo que te recomendamos un consumo responsable.
Este tubérculo nos ofrece unas increíbles bondades que no podemos desperdiciar.
Aquí mostramos el valor nutricional (por cada 100 gramos) de sus principales elementos:
Nos aporta una buena cantidad de calcio, magnesio, potasio, fósforo, zinc y hierro, imprescindibles para una buena salud ósea, un mayor rendimiento muscular, evitar la anemia o para un correcto funcionamiento cardiovascular, entre otros.
Los polifenoles, junto con las vitaminas C, E, B7, carotenoides, y ácido fólico, nos ayudan a combatir los radicales libres, la inflamación, la gastritis, a mantener una buena salud ocular, y evitar la anemia.
Como la amilasa y la lipasa, necesarias para digerir los hidratos de carbono y las grasas, respectivamente. Sin embargo, este efecto se desvanece durante la fabricación de la horchata industrial.
El almidón resistente es un tipo de fibra que actúa como prebiótico para nuestras bacterias intestinales, mejorando nuestro ecosistema interior y tránsito digestivo.
Se puede consumir en casos de diarrea y en dietas bajas en FODMAPS por disbiosis intestinal.
Por otra parte, aporta energía duradera, es muy saciante, (ayuda a controlar el apetito), regula la glucemia en sangre, (siendo muy apta para diabéticos), y disminuye la absorción de grasas saturadas.
Es el principal aminoácido que nos aporta, pudiendo obtener unos 1.404 mg de arginina por cada 100 g de chufa.
Es clave en salud cardiovascular, debido a sus efectos de vasodilatación (protegiendo de la hipertensión y mejorando la perfusión los tejidos), antiaterogénico (evita la formación de acúmulos de colesterol en las arterias) y antiagregante (evita la formación de trombos sanguíneos fluidificando la sangre).
Su contenido en fosfolípidos y en grasas monoinsaturadas (en especial en oleico, también llamado omega 9), contribuyen a una mayor fluidez de membranas celulares, una buena salud cardiovascular y cerebral. Además, ayudan a optimizar los niveles de colesterol sanguíneo.
Está libre de lactosa y gluten, Por lo que la pueden consumir las personas que sufran dichas intolerancias. En cambio, esto no exime que una persona pueda ser intolerante o alérgico a la chufa por algunos de sus compuestos.
Nos aporta un tipo de enzimas necesarias para combatir infecciones, como la catalasa y la peroxidasa. La catalasa, también potencia el efecto de la enzima DAO (diamino- oxidasa) en aquellas persona que deben consumirla por problemas de histaminosis.
Actúa como afrodisiaco, ya que favorece la vasodilatación de tejidos de los órganos sexuales.
Mejora el rendimiento deportivo, al ser precursor de la creatina.
Ayuda al anabolismo al estimular la hormona de crecimiento, y a la liberación de insulina.
Es un elemento importante en el funcionamiento del sistema inmunitario.
Las reacciones alérgicas son excepcionales, pero se pueden producir alergias a las propias proteínas de la chufa, o por alergias cruzadas con otros alimentos en personas sensibles a los frutos secos.
También puede ser mal tolerada, si se consume en grandes cantidades, provocando problemas gastrointestinales, como diarrea o flatulencias.
Puede interferir con ciertos medicamentos, como anticoagulantes o hipoglucemiantes.
La chufa es un alimento milenario que nos ofrece multitud de bondades nutricionales y curativas, siendo apto su consumo para gran parte de los individuos. La elección de una chufa de calidad, lo menos procesada posible, en cualquiera de sus formas culinarias, es clave para beneficiarse de su elixir.
De la chufa se aprovecha todo, por lo que vamos a usar la pulpa resultante de la elaboración de la horchata para hacer estas deliciosas pastas.
Bon appétit!