A veces nos cortamos el dedo con el doble filo de la tecnología. Es muy frecuente caer en la trampa de comprar más de la que necesitamos, o adquirir una tecnología inadecuada para nuestras necesidades.
El debate en este aspecto es feroz, y tanto el minimalismo como la tecnología arrastran seguidores que serían capaces de amputarse una pierna para luego afilar el fémur y clavártelo en el corazón si osas contrariar sus teorías.
Una vez más el término medio y la prudencia aristotélica vienen a ser el salvavidas de dos extremos que se ahogan en un mar de teorías ciertamente apasionadas.