¡Hola a amig@s de La Bolsa del Corredor! Seguro que tod@s habéis oído hablar de las zapatillas “pronadoras”. Con este nombre (mal elegido) nos referimos a las zapatillas que están indicadas para corredores con un exceso de pronación. No es que las zapatillas estén hechas para pronar, al contrario, intentan es “contener” un exceso de pronación que podría ser lesivo. Pero, ¿son efectivas?, ¿cumplen su función correctamente?. Aquí os intentaremos responder a estas preguntas en clave biomecánica.
La práctica de la carrera a pie a nivel popular está aumentando de forma exponencial durante los últimos años. Pero, a pesar de la simplicidad y la naturalidad propia de la carrera a pie, es un deporte bastante lesivo, debido a los fuertes impactos a los que el cuerpo es sometido. Esto se ve acentuado cuando se practica en asfalto o cualquier otro tipo de superficie dura, algo muy común en el corredor popular de las grandes ciudades. Un factor causante de lesiones puede ser la elección de un calzado deportivo inadecuado. Elegir un buen calzado es una de las medidas más sencillas y eficaces que puede adoptar el corredor amateur para prevenir la aparición de lesiones. Durante los últimos años, este calzado deportivo ha sufrido también una gran revolución, dando lugar a la aparición de nuevas composiciones de sus materiales y evoluciones en ergonomía y diseño.
Existen dos tipos de zapatillas para el control de la pronación:
Así, sabiendo los dos tipos de zapatillas existentes para pronadores, nos hemos planteamos revisar la literatura existente para valorar la efectividad este tipo de sistemas en los movimientos del pie.
Numerosos estudios defienden que el uso de este tipo de calzado disminuye la pronación, así como la rotación interna de la tibia, efectos íntimamente ligados con lesiones frecuentes para corredores (1).
En un estudio en corredoras populares hiperpronadoras con zapatillas neutras y de control de pronación, se pudo comprobar que el ángulo de pronación era de 6.5º con la zapatilla neutra, mientras que con la de control de pronación fue de 0º (2). Tras correr, en condición de fatiga los resultados se mantuvieron, lo que demuestra la eficacia de estos sistemas independientemente del nivel de fatiga del corredor.
En esta línea, Olivia y Venceslá (3) monitorizaron el ángulo de pronación antes y después de una media maratón con zapatillas neutras y de control de pronación. Los resultados demostraron que tanto antes como después de la prueba, el ángulo de pronación era mayor con el calzado neutro. Además, este ángulo de pronación creció durante la prueba (ya que el pie prona más en condiciones de fatiga), siendo de 3.18º con zapatillas neutras y 2.88º con calzado de control de pronación. Es decir, aumentó menos con el calzado para pronadores, lo que muestra su efectividad.
Complementariamente, otros autores han centrado sus estudios en otros factores relacionados con la pronación, como el movimiento de rotación interna tibial. Miller (4) halló que cuando los sujetos utilizaban calzado de control de pronación había una disminución significativa de 1.35º en el ángulo de rotación interno tibial. Cuando este ángulo aumenta mucho, está fuertemente relacionado con la aparición del síndrome de la cintilla iliotibial, una de las patologías más características de corredores de larga distancia.
Así pues, parece que los estudios corroboran que las zapatillas de estabilidad y de control de la pronación son efectivas en hacer su función y podrían ayudar a la prevención de algunas lesiones. Eso si, queremos insistir en que si creéis que os tenéis que hacer una prueba de la pisada, os la haga en un podólogo, ya que es el profesional encargado del diagnóstico de las patologías del pie.
¡Salud y Kilómetros!