Una de las grandes protagonistas de los Juegos Olímpicos fue la neerlandesa Sifan Hassan. Su reto era mayúsculo y terminó la cita en París con dos bronces y un oro. Logró medalla en el 5.000 y en el 10.000 y con apenas un par o tres días de descansó se lanzó a por el maratón. El resultado no pudo ser mejor, puesto que se impuso con un sprint final brutal en el que superó a la plusmarquista mundial Tigst Assefa. Casi nada.
“Me arrepentí mucho de haber corrido los 5.000 m y los 10.000 m. Todos las demás estaban frescas, pero yo me decía a mí misma: no me siento fresca, no me siento bien, ¿por qué no corrí solo el maratón? Desde el principio hasta el final, me sentí incómoda. Pero no se trata de quién corre más rápido, se trata de quién gana la medalla de oro. No quiero decepcionarme a mí misma. Quiero darlo todo. Eso es lo que hice. Siento que fue un sueño”, asegura Hassan para ‘Independent’.
Las claves para aguantar tanta ‘tralla’
¿Cuáles son las claves de su barbaridad? “Me recupero muy rápido, cada vez que hago una sesión, mi frecuencia cardíaca cae como loca. Cuando era más joven, durante las sesiones de pista, me moría en el suelo. Pero después de un minuto, salto de nuevo y estoy lista para hacer otra. Me recupero muy bien, eso es bueno, pero el resto es el reto, me encanta el reto extra. Me gusta probar cosas. No tengo miedo… O sea, tengo miedo pero me gusta probar cosas. ¿Funciona o no? Eso es lo que me hace mejor que las demás, lo intento”, añade Hassan. ç
¿Cómo se siente antes de un maratón? “Sí, todavía me da miedo el maratón, solo he hecho cuatro y son todos diferentes”, explica. “Estás incómoda durante dos horas o más y el cerebro quiere protegerte. Me seguiré poniendo nerviosa, pero no he terminado todavía, creo que haré maratones hasta que me muera. No voy a parar. Es muy divertido”.
