Cuando las actitudes se ubican errónamente puden resultar harto dañinas, e ipso facto se me acude un ejemplo para ilustrar esta teoría: la obcecación de algunos políticos para apearse del burro, minando la credibilidad y la confianza de sus partidos y del sistema democrático. Si ese cerrojo mental se aplicase en el running, ¡esta gente sería capaz de cualquier cosa! Jamás se rendirían… acabarían un maratón aunque se les partieran los tendones de aquiles. Aunque también puede que le robasen el avituallamiento a otros atletas, o los trofeos, pero acabarían la prueba fijo.
Lástima que no se puedan cambiar a capricho las piezas del puzle de la vida. En cualquier caso hagamos lo que está en nuestra mano, que es correr, echarnos el cerrojo y tirar la llave.
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Genial!!...en fin, los caprichos pertenecen a la madre naturaleza que es la que los dota