Sondre Moen, después de lograr el récord en Oslo
Nos comentó Totti Corbalán hace unas semanas en la Bolsa del Corredor que había sido de los pocos extranjeros en no regresar a su país de origen una vez estalló la crisis del coronavirus y empezaron a cerrar los training camps. Kipchoge, Kamworor, Kipruto y compañía tuvieron o bien que regresar a sus granjas y residencias o bien quedarse pero sin poder hacer uso de las instalaciones, solo saliendo a rodar por su cuenta o máximo con uno o dos acompañanete antes las estrictas restricciones impuestas en Kenia. Prácticamente todos los extranjeros volvieron a su país menos unos pocos, que decidieron quedarse bien porque preferían mantener su rutina en altura o bien porque quizás imaginaron que esto sería más corto de lo que finalmente está siendo.
Uno de los que está más que integrado en el país africano a las órdenes de un mito como Renato Canova es el noruego Sondre Moen, que batió en 2017 el Récord de Europa de Maratón en Fukuoka. Totti Corbalán nos comentaba que “Sondre Moen es de los pocos atletas de fuera que ha decidido quedarse en Kenia; está también la ucraniana Lyakhova y algunos más, poquitos; Wanders, pero él ya está residiendo aquí, está instalado en Kenia”.
Pues bien, Moen consiguió llear del país africano hasta Oslo para disputar los ‘Impossible Games’, donde hubo récord del mundo de Warholm de 300 vallas y de Europa de Jakob Ingebrigtsen de 2000. Y no lo hizo en vano, puesto que batió el Récord de Europa de los 25.000 metros, 62 vueltas y media sobre la pista. Casi nada. El nórdico completó la gesta en 1:12:46:51, rompiendo la anterior marca de Stephane Franke de 1999 (1:13:57:6). Sondre rodó a 2:55’/km y contó tras el hito que “No me arrepiento de haber estado en Kenia y creo que ha funcionado bien. De hecho, el año que viene volveré porque siento que la altitud me ayuda y permite que los entrenamientos sean más efectivos que a nivel del mar”, tal y como recoge ‘SOYCORREDOR’ en su web.
Moen hace tiempo que decidió pasar temporadas en Kenia, tal y como reconoció a Marca: “Ir a Kenia ahora es muy especial para mí porque me conoce más gente. La primera vez que fui allí data de 2009, con mi anterior entrenador, y recuerdo que me miraban con un poco de recelo porque era blanco y no tan fuerte como ellos, pero cuando me iba acercando a su nivel se empezaron a fijar en mí y ya me conocen”.