Noah Lyles se marchó de los Juegos Olímpicos de París con un oro en los 100 metros y un sinsabor en los 200 por culpa de un positivo por coronavirus y una actuación estelar del botswanés Letsile Tebogo. El americano voló en la prueba más rápida del atletismo con un gran registro de 9.79 segundos. Noah ha concedido una entrevista en un podcast con Ben Gallaga, comunicador de moda. Y ahí ha explicado historias de infancia y de una vida que no fue nada fácil ni para él ni para su familia.
“Crecí en una secta. Era superestricto, todas las madres tenían que educar a los hijos (en lugar de llevarlos al colegio), el padre era la cabeza de la familia…la iglesia te decía con quién podías salir y con quién no. Si te casabas tenía que ser a través de ellos, esa clase de comportamiento”, explica Lyles, quien añade que “nos fuimos, por eso nos mudamos a Carolina del Norte. Íbamos a empezar en otra iglesia, hasta que nos dimos cuenta de que querían hacer exactamente lo mismo”.
Un sinfín de problemas
“Que nos inculcaran eso desde niños me hizo más sencillo tener un camino propio. Es una relación entre Dios y tú, y lo que sacas de eso. Así es como lo veo, porque no tengo tiempo para ir a la Iglesia cada fin de semana… ¡tengo que correr!”, narra. Además, cuenta con todos los problemas que tiene (y ha tenido) que lidiar: “Tengo asma, alergias, dislexia, TDA (trastorno de déficit de atención), ansiedad y depresión. Lo que tienes no define lo que puedes lograr”.
