Era su temporada más ilusionante. En plena madurez (30 años), en un estado óptimo de preparación, con el punto de confianza perfecto tras lograr por sus propios medios en Doha el billete olímpico. Precisamente en los Campeonatos del Mundo del pasado mes de septiembre dio un golpe encima de la mesa. Ya como maratoniano respetado y contrastado no solo a nivel nacional, sino internacional.
El palo para Dani Mateo al quedarse sin los Juegos de Tokio ha sido durísimo. Igual que lo está siendo en tantos sectores, sí. Pero es que el mensaje que ha dejado Dani en la entrevista que le han hecho los compañeros de ‘SoyCorredor’ es perfectamente extrapolable a muchos ámbitos de la vida. La rabia, la sensación de que se te ha escapado algo y que no has podido hacer nada para que eso sucediera. Una oportunidad perdida. Un sueño no roto, pero si hecho añicos que habrá que recomponer.
Impotencia y la sensación de un tren perdido
“Ahora si que si, vaya puta m~~~. Hay algo encima de la mesa muy importante, totalmente de acuerdo, pero todos tenemos nuestras ilusiones y nuestros sueños.
Tras la cancelación de los Juegos no sentía que eso hubiera sido un golpe, y tenía la ilusión que la situación mejorara, de manera que se pudiera correr el Europeo de París.
Si bien ahora con este maldito virus hay cosas más importantes, durante muchos años soñé estar en el momento y situación que me encontraba este año. Con todo esto he perdido incluso la posibilidad de poder mejorar, incrementar y continuar disfrutando con todo lo que me está pasando que me hace muy feliz.
Sé que no es momento para quejas y reproches, de hecho odio cuando leo cosas de esas en Internet, pero creo que también es entendible la situación personal de cada uno, y yo he tragado mucha mierda, ahora era mi momento, y quería aprovecharlo.
Ahora todo va a pasar por delante de mí sin tener ni siquiera la posibilidad de intentarlo. Seguiremos en la lucha contra el Covid, y espero que esos sueños que se retrasan acaban llegando”
Es tan directo, tan contundente, tan natural. El aplazamiento de las Olimpiadas ha sido un palo durísimo para muchos deportistas que querían despedirse por todo lo alto allí. La mayoría van a esperar e intentar aguantar un año más, pero para otros ya será demasiado tarde. No será el caso de Dani, pero él es consciente de que llegaba a esta cita con uno niveles de moral y de confianza increíbles. Había hipotecado su preparación para esto, tenía un margen precioso para aterrizar en Sapporo en un pico magnífico. No le queda otra que reordenarlo todo y mirar hacia 2021, pero esa rabia y esa impotencia son un claro reflejo de todo esto…
