Cada vez se habla más de él. En los bares, en los salones de té, en la calle, en los hogares. El té matcha ha ‘invadido’ nuestras vidas y parece que lo ha hecho para quedarse. Su capacidad para ayudar a reducir el estrés, estimular las defensas, reducir el colesterol, y combatir el cáncer han hecho que este producto originario de Japón se haya convertido en un ‘boom’. El té matcha es la hoja entera del té verde que se prepara a partir de un polvo fino y verde intenso que acrecenta los beneficios que tiene ya de por si el té verde. Tanto es así que un vaso de té matcha equivale a 10 de té verde.
Encumbrado hasta la saciedad en Instagram, donde las famosas más ‘influencers’ no dejan de alabarlo y de hacerse eco de sus propiedades, el ‘matcha’ es una opción cada vez más presente tanto en los bares de toda la vida como en las cafeterías y locales más modernos donde merendar o desayunar. La traducción del japonés de ‘matcha’ vendría a ser ‘té en polvo’. Pero evidentemente no todos los tés molidos son ‘matcha’. El proceso para obtener este nuevo ‘superalimento’ es bastante complejo en comparación quizás con los tés de toda la vida (verde, rojo, negro…). Para elaborarlo hay que tener en cuenta previamente cubrir los arbustos de té con unas cubiertas de tela, puesto que de esta forma las hojas desarrollan un mejor sabor y confieren una textura más agradable a la bebida.
Las hojas de té verde de la mejor calidad se recolectan a mano, se pasan por vapor para evitar que se oxiden y se dejan envejecer para que su sabor sea más rico en matices. Al cabo de unos meses, se trituran. La teanina que contiene el ‘matcha’ tiene una acción calmante que te ayuda a mantener una “calma en alerta”.
A pesar de que probablemente se le atribuyan algunos beneficios ‘exagerados’ por aquello de que nos encanta inflar las nuevas modas, lo cierto es que, en general, la mayoría de expertos coinciden en que el té matcha por sí solo tiene muchas propiedades (decimos ‘solo’ porque la sociedad es muy dada a añadir todo tipo de productos a los que ‘solos’ son sanos y entonces ya se convierten en algo más -hablamos de leche, hablamos de hacer bizcochos, de añadirle todo tipo de azúcares-). Tiene propiedades enérgeticas, antioxidantes, diuréticas, aumenta la producción de las ondas alfa cerebrales, tiene un sabor dulce a pesar de no contener casi azúcares, en cantidades importantes puede ayudar contra el estreñimiento, puede ayudar a reducir grasas y mejora las defensas del organismo. Cabe recalcar, obviamente, que no por beber una taza de té matcha al día nos volveremos inmunes, pero sí que aportará su granito de arena en nuestra lucha por mantener una dieta sana y dotar a nuestro cuerpo de la fortaleza necesaria.
La elaboración del té matcha no dista de la que pueda tener un té verde o rojo de toda la vida. Empezamos por calentar un vaso de agua unos 2-3 minutos (o, si prefieres hacerlo en grandes cantidades, llevar una tetera o una cazuela a ebullición en el fuego). Acto seguido, añadimos una cucharada de té matcha a la taza en la que previamente hemos vertido el agua caliente. Por último, esperar a que se enfríe. Este tipo de té, como hemos ido comentando durante el artículo, tiene una dulzor especial y más pronunciada que la mayoría de tés por lo que no recomendamos añadir azúcar, ni miel ni productos azucarados.
Si de verdad quieres adentrarte en el mundo del ‘matcha’, te recomendamos que adquieras o eches un vistazo al libro ‘El libro del té matcha’, de Louise Cheadle y Nicke Kilby y en el que podrás descubrir todas sus propiedades, tipos e ‘intríngulis’.
Además, si te enganchas a su sabor y quieres hacerlo de formas distintos y no siempre con tu té tradicional, ‘Cookpad.com’ nos trae 98 recetas para cocinar platos en el que sea el protagonista (Nina).
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El té contine teína y el cafe cafeína, que son semejantes, pero no lo mismo. La cafeina se trata de una trimetilxantina mientras que las teínas teobromina y la teofilinas son dimetilxantinas.