Cuando nos encontramos en una etapa de cambio, nuestro cuerpo tiene que adaptarse a nuevas situaciones. Nuestro cuerpo tiene mecanismos para adaptarse con la función de mantener un equilibrio interno a pesar de los cambios externos.
Estos cambios pueden alterar nuestro ritmo biológico, lo que puede provocar cambios en nuestra producción de sustancias del sistema nervioso, tales como las endorfinas, serotonina, melatonina, entre otras.
Este hecho lo manifestamos a partir de alteraciones emocionales, físicas y de comportamiento como serían el estrés, cansancio, dolores de cabeza…
Ante estas épocas de cambio, una forma útil de afrontarlas es mediante plantas adaptógenas, que nos pueden ayudar a mantener la serenidad.
El término adaptógeno fue establecido originalmente por el científico ruso Dr. Nicolai Lazarev en 1947. Lo usó para referirse a sustancias que, de forma inespecífica, aumentan la resistencia del organismo al estrés y a un amplio espectro de factores biológicos, químicos y físicos adversos.
Una planta adaptógena tiene la capacidad de regular y devolver las funciones de tu cuerpo a niveles normales, ayudándote a adaptarte al entorno, como en casos de:
Hay que tener en cuenta que estas plantas son promotores de salud y nos pueden ayudar a la adaptación de nuestro cuerpo a los cambios externos siempre y cuando nuestro cuerpo tenga sus horas de descanso y una buena alimentación para recuperarse adecuadamente de estos cambios.
La raíz de ginseng consiste en las raíces de Panax ginseng con un contenido mínimo de 0,4% de ginsenósidos, que son los considerados como los principales principios activos del ginseng.
Hay muchas acciones farmacológicas atribuidas al ginseng. El ginseng actúa:
Acción sobre el sistema nervioso central (SNC):
Actividad cardiovascular:
Actividad inmunomoduladora:
Actividad antioxidante:
Actividad hipoglucemiante:
Actividad hipolipemiante:
Acciones en el deporte:
Está indicado para el tratamiento de síntomas de astenia, como sería la fatiga y la sensación de debilidad.
También está indicado en tratamiento geriátrico ya que es capaz de aumentar las prestaciones físicas e intelectuales, la capacidad de reacción y la función respiratoria.
La duración del tratamiento con ginseng debe ser de hasta tres meses y, si los síntomas persisten se debe consultar con un profesional de la salud.
Contraindicaciones del ginseng:
Se han descrito contraindicaciones en casos de: arritmias cardíacas, hipertensión, ansiedad, nerviosismo, embarazo (debido a la posibilidad de inducción de abortos espontáneos por su posible efecto estrogénico y androgénico) y durante la lactancia.
También se ha visto que el ginseng interacciona con los inhibidores de la monoamino-oxidasa (IMAOs) pudiendo potenciar sus efectos y provocando la aparición de crisis hipertensiva, cefaleas, temores y manías.
Es importante no sobrepasar la dosis de ginseng de 2g al día debido a que pueden originar efectos adversos como hipertensión arterial, insomnio y nerviosismo, y a su vez pueden observarse efectos estrogénicos (alteraciones ginecológicas). También se han descrito trastornos gastrointestinales por sobredosificación como náuseas, diarreas, vómitos y gastritis.
El Ginseng está presente en multitud de establecimientos y en una gran variedad de formatos y presentaciones.
De modo que, si decides usar el ginseng como complemento a tu dieta, no debes sobrepasar la dosis indicada y, en caso de no ver mejoría en tus síntomas, acude a un profesional.