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Dolor de garganta y deporte, ¿son compatibles?

Publicado por
Natalia Romero
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Seguir un plan de entrenamiento bien definido, con el que compruebas tus progresos día tras día, hace que te adhieras a él. Si has conseguido un alto compromiso contigo mismo y estás motivado, te vendrá mal tener que parar unos días. Sin embargo, el cuerpo a veces envía señales a las que hay que prestar atención.

Hay afecciones frecuentes que plantean dudas sobre si parar o continuar la actividad con normalidad. ¿Es un dolor de garganta o un resfriado motivo suficiente como para no ir al gimnasio o salir a hacer ejercicio? Lo vemos.

¿Puedo hacer deporte con dolor de garganta?

Se trata de una afección común para la población en general, pero, además, el dolor de garganta haciendo deporte es bastante frecuente. Causas que lo explican son el esfuerzo físico intenso, la necesidad de respirar por la boca, el frío o la sequedad, el sobreesfuerzo al gritar para comunicarse con los compañeros o el contacto con otros deportistas en espacios cerrados, como pabellones y salas de musculación.

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La buena noticia es que no tienes que dejar de hacer ejercicio si tienes dolor de garganta o síntomas leves de resfriado. Está bastante extendida la llamada “regla del cuello”: puedes hacer ejercicio con una sintomatología leve que se limite a áreas del cuello hacia arriba. Hablamos de dolor de garganta, congestión y secreción nasal, estornudos, dolor de cabeza…

Muchos de estos síntomas se pueden tratar con remedios caseros y medicamentos que pueden acelerar la recuperación. En cualquier caso, para no tener que interrumpir la actividad física, un consejo es reducir la intensidad. Un entrenamiento de cardio ligero en la bicicleta, en la elíptica o caminando puede ser suficiente como transición y, además, estimulará el sistema inmunológico.

Entonces, ¿cuándo conviene descansar por completo y posponer la actividad física? Para empezar, conviene que escuches a tu cuerpo. Si no puedes, no te fuerces.

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Si tienes síntomas por debajo del cuello, es mejor que te quedes descansando: congestión en el pecho, molestias en el estómago, dolor muscular, fatiga… Evita hacer ejercicio si tienes fiebre, más aún si pensabas practicar en un espacio cerrado y con otros deportistas y padeces alguna enfermedad contagiosa, como covid.

Consejos para hacer deporte con un resfriado o similar

Aunque hay causas comunes que confluyen para que el dolor de garganta sea relativamente habitual entre deportistas, la evidencia científica indica que el ejercicio favorece la respuesta inmune. El deporte mejora la salud general.

Ya hemos señalado la recomendación de bajar la intensidad del ejercicio, pero hay otros consejos que puedes seguir para recuperarte cuanto antes y que tu estado no empeore:

  • Mantente hidratado. Aumenta el consumo de líquidos y, preferiblemente, introduce infusiones de hierbas con agua tibia o caliente que te ayuden a calmar la irritación.
  • Viste de forma adecuada. Es aconsejable hacerlo con capas que te permitan quitar o poner fácilmente para alcanzar la temperatura óptima, antes, durante y después del ejercicio. Si utilizas prendas técnicas, mejor.
  • Activa la consciencia plena para escuchar a tu cuerpo, y atiende bien las señales. Si te cuesta respirar, te sientes mareado o el dolor aumenta, para y descansa. Tiene poco sentido forzarte para, al final, tener que parar cinco o seis días en lugar de uno o dos.
  • Extrema la higiene. Lávate las manos de forma frecuente, sobre todo si haces ejercicio en un lugar cerrado y con más personas. Desde la pandemia, en muchos gimnasios dejaron botes de espray hidroalcohólico, que puedes usar para limpiar las superficies que uses (como máquinas o esterillas). Actúa de forma responsable para no contagiar a otros.
  • Plantéate cambiar el interior por el aire libre. Además de que el aire fresco te puede ayudar a sentirte mejor, evitarás la propagación en espacios cerrados.
  • Respira bien, preferentemente por la nariz en lugar de por la boca para reducir la sequedad en la garganta. Si no conoces técnicas de respiración adecuadas, es buen momento para que las aprendas.
  • Evita cuanto puedas gritar a otros compañeros si practicas un deporte en equipo, bien para comunicarte con ellos o para animar. Opta por gestos y señales y, en caso de ser muy necesario que hables, limita cuanto puedas el sobreesfuerzo para aliviar la irritación de garganta.
  • Mantén buenas condiciones de humedad en interiores, en la medida de lo posible. Si el entorno es seco, tal vez puedas utilizar humidificadores. Por supuesto, evita el humo.
  • Usa productos específicos de farmacia o medicamentos que te alivien y aceleren la recuperación, como analgésicos, antiinflamatorios, antisépticos o soluciones calmantes.

Recuerda, además, la importancia de prevenir:

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  • Descansa bien. Duerme 8 horas o más, si puedes, lo que te recargará de energía para afrontar la recuperación. Además, te pondrá a punto para retomar el ejercicio a mayor intensidad en muy poco tiempo.
  • Come sano y equilibrado, un consejo útil siempre y no solo cuando sientes alguna afección. Para ayudar a tu sistema inmune, son buenos los antioxidantes y las vitaminas A, C y E. Una dieta equilibrada en hidratos de carbono, proteínas, grasas y minerales te aporta lo que necesitas.
  • Lleva una buena higiene bucal (y general). Cepíllate los dientes con frecuencia y usa hilo dental. Las infecciones en dientes o encías pueden hacer que las bacterias se desplacen a la garganta y provoquen afecciones, así que extrema la precaución en el día a día.
  • Aumenta la frecuencia de lavado de manos en épocas clave de frío y cambios continuos de temperatura, cuando aumentan los resfriados. Cúbrete la boca al toser o estornudar y evita cuanto puedas el contacto con personas enfermas.
  • Usa mascarilla si padeces alguna alergia, sobre todo, en épocas del año con picos altos de alérgenos y si tienes que entrenar al aire libre. Si entrenas en interiores, mantén limpio el espacio.

Con todo, tanto el dolor de garganta como otras afecciones leves que se originan de cuello para arriba son compatibles con la actividad física. Conviene reducir la intensidad y, en caso de que los síntomas vayan más allá de lo leve, posponerla hasta encontrarse mejor.

 

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Natalia Romero