Es importante calibrar bien ritmos y tiempos en las dobles sesiones
Mucha gente clamará al cielo cuando lea estas líneas. ¿Si ya me cuesta arrancarme a salir cada día, cómo voy a ser capaz de entrenarme en dobles sesiones? Está claro que requiere de una fuerza metal casi titánica, pero los beneficios, si se equilibra debidamente, pueden ser muy cuantiosos y notorios. Evidentemente hay que tomar ciertas precauciones, pero en este artículo os indicaremos un poco qué dirección tomar y cómo enfocar la carga. Nos apoyamos en la entrada realizada por los compañeros de ‘runners.fr’.
Las dobles sesiones permiten aumentar la carga de entrenamiento sin necesariamente tener que realizarlo más de una o dos veces a la semana. Requiere reducir la intensidad y duración de cada salida, pero si se hace de forma amena y entretenida puede ser incluso más llevadero que condensarlo todo en una sesión larga. Dividimos los esfuerzos y, en consecuencia, hacemos un enfoque más preciso y compensado del área de trabajo en cuestión.
Cabe recalcar que una doble sesión no significa automáticamente realizar dos cargas de carrera en un solo día. Al contrario, este sistema de entrenamiento está pensado para realizar actividades distintas, combinar la natación con la bicicleta, trabajo de fuerza, de potencia, gimnasio, etc. el programa de las sesiones es a la carta. Pero debe obedecer una cierta lógica. Lo principal es no realizar dos esfuerzos intensos en un mismo día porque entonces sí pueden surgir problemas de sobrecargas y lesiones.
Como comentábamos, las dobles sesiones te permiten focalizarte más en un trabajo en concreto y trabajar mejor ciertos aspectos que necesitas desarrollar y mejorar. A excepción de los atletas de élite y aquellos que se preparan para alguna competición importante en concreto, no es aconsejable sobrepasar los 45 minutos en cada una de las sesiones.
Una de las dos sesiones debemos enfocarla a la recuperación, a mejorar la resistencia y o a desarrollar el músculo, mientras que la otra, en la segunda mitad del día, debe ir dirigida a un trabajo más específico. No tiene porque ser superestricto el planning y si nos notamos en algún tramo de la semana muy cargados o fatigados es posible cambiar el menú de algunas sesiones (y, por ejemplo, sustituir un fartleck por una salida en bicicleta).