Inicio Noticias El americano que nos ha asombrado en París

El americano que nos ha asombrado en París

Tiene 27 años y ha sido doble medallista olímpico en territorio africano donde casi al único hombre blanco que podemos imaginar es a Ingebrigsten. Pero Grant Fisher ha estado ahí.  

Y lo volvió a hacer. En la final de 5.000, Grant Fisher volvió a llegar vivo a la última recta. Y entre todo ese ejército de africanos (Kwemoi, Lobalu, Berhe y Mehary), Grant Fisher fue medalla de bronce como lo había sido en el 10.000. Pero es que su carácter es casi como una bolsa de hielo preparado para jugárselo todo a una carta. Un tipo positivo al que los árboles no le impiden ver el bosque.

Tiene 27 años y ha sacado las oposiciones en estos JJOO pese a la exhaustiva competencia. Pero Fisher, un atleta que llegaba con 12:46 en 5.000 y 26.33 en 10.000, se presentó en París con una idea innegociable: aspirar a todo, llegar a la última recta con opciones. El problema era cómo ejecutarla. “No podía fallar en nada”.

Pero hoy, que ya ha pasado todo, es un hombre absolutamente feliz. Y nos quedamos con un atleta con un latigazo final muy importante entre otras razones porque tiene una marca en el 1.500 (3:35) que lo ayuda como fondista.

“Me siento ealmente bien, diferente”, explicó tras ganar su segundo bronce. “El primero fue un gran alivio. Había construido algo en mi cabeza para siempre y luego, cuando lo consigues, en cierto modo es como un peso que te quitas de encima de tus hombros y que lo necesitaba”.

Así que todo cambió el 3 de agosto cuando logró la medalla en 10.000. A partir de ahí no llegó cansado sino aliviado a las rondas del 5.000. “Realmente no tenía nada que perder. Es más, si hubiese sido último, todavía habrían sido unos buenos Juegos Olímpicos, porque lo di todo”.

Fisher era un argumento de peso. Hace tres años en los JJOO de Tokio ya puso la primera piedra (noveno en 5.000 y quinto en 10.000). Al año siguiente mejoró en el Mundial de Portland (sexto y cuarto). Pero la diferencia ha llegado en Saint Dennis, donde ha mejorado su reputación en la calle interior donde lo ha logrado todo tanto en el 5.000 como en el 10.000.

“Honestamente, pensé que no podía más cuando me faltaba una vuelta”, explicó tras el bronce en 5.000. “El grupo hizo un movimiento realmente fuerte cuando faltaban 600 y yo no tenía las piernas. Por un momento imaginé: ‘Eso es todo’. Pero luego, en la recta final, los africanos comenzaron a atascarse; no sentí que estaba acelerando, pero sentí que regresaban hacia mí… Mantuve el equilibrio. Esa fue una carrera de fuerza, no una carrera de velocidad hecha por mí. Cuando faltaban 100, tuve oportunidad de darlo todo y lograr lo que buscaba”.


Suscríbete a nuestro newsletter

Recibe en tu correo lo mejor y más destacado de LBDC

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí