La merluza negra, bacalao austral o toothfish –tiene muchos más nombres, y en rigor científico se denomina Dissostichus eleginoides– es una especie muy cotizada. Cada ejemplar puede alcanzar los dos metros de longitud y 100 kilogramos de peso; mercados como el norteamericano o japonés lo aprecian de forma singular. No son muchos los barcos españoles que faenan este recurso, pero resisten algunos ejemplos. A pesar del gran repliegue de la entonces Pescanova SA de esta pesquería como consecuencia del concurso de acreedores –y su adiós a unidades como el Antarctic Bay o el Betanzos, después de 2014– la propia multinacional de Chapela aún faena merluza negra en el caladero argentino, donde también tiene licencia el palangrero con capital vigués Echizen Maru. Es un producto rentable y que ha atraído fuertes inversiones en los últimos años: el astillero turco Tersan ensambló solo en 2018 tres buques para este fin y la misma armadora, Argos Froyanes, y después (2022) hizo lo propio con el Polar Bay, otro buscador de tootfish con participación gallega. Uno de los buques de Froyanes era el 'Argos Georgia', naufragado en medio de un temporal el pasado martes.

Supervivientes achacan a la rotura de una compuerta el naufragio del 'Argos Georgia' (leer noticia)