En la terraza del bar Coocum unos clientes hablan y ríen a carcajadas mientras apuran los últimos cubatas del domingo que cierra las fiestas de agosto. El bullicio echa el frenazo al paso de Shabella Rouse y el silencio se apodera entonces de la estancia. Llega el escáner, ese análisis de su cuerpo, ese mirarla de arriba a abajo con descaro y sin disimulo: primera secuencia de este reportaje que demuestra que la gordofobia existe.

Shabella Rouse, activista contra la gordofobia: "Yo soy bella" (leer noticia)