A las cinco menos diez de la tarde del 17 de agosto de 2017, una furgoneta blanca irrumpía a toda velocidad en la Rambla de Barcelona matando a 14 personas e hiriendo a 130. Horas después, en Cambrils (Tarragona), la misma célula yihadista caía abatida a tiros después de volver a atentar en plena calle. La investigación policial determinó que el objetivo de los terrorustas era inicialmente más ambicioso.