El día, radiante y soleado, en que el Real Madrid celebró por las calles de la capital el título de LaLiga, hubo un momento, con la plantilla sobre el autobús descapotable, en que las cámaras oficiales del club se acercaron a Vinicius y Bellingham. "Estoy muy feliz, con el mejor jugador del mundo", exclamó el inglés, encontrando enseguida la complicidad del brasileño: "El mejor es él". Cuelga tú, tonto; no, cuelga tú. Un colegueo de dos tipos radiantes que ya solo pensaban en lo que vendrá este sábado, la final de la Champions contra el Borussia Dortmund.

Momento Vinicius: una final de Champions y la obsesión por el Balón de Oro (leer noticia)