Hubo un momento, hace ahora ocho años, allá por 2015, en el que el Club Atlético Osasuna bordeó la catástrofe. Atrapado en las catacumbas de la Segunda División, ahogado por una situación económica que le había llevado a vender El Sadar y Tajonar al Gobierno de Navarra para cancelar sus deudas, el descenso a Segunda B parecía casi inevitable. Y, con él, el adiós en la práctica a su condición de club deportivo, pues un ulterior regreso a Segunda desde la tercera categoría le hubiera obligado a la conversión en SAD.

El milagro sostenible de Osasuna que llama la atención de The New York Times: "Como Lola Flores" (leer noticia)