A las dos horas de llegar a tierras oceánicas el pasado 8 de julio, tras más de 30 horas de viaje, la selección española puso rumbo al gimnasio para empezar a preparar, sin descanso, el Mundial. Este lunes, tras un desplazamiento de vuelta igual de largo pero mucho más llevadero, las jugadoras aterrizaron en Madrid con la Copa del Mundo bajo el brazo, la estrella bordada en el pecho y sus nombres escritos con letras doradas en los libros de historia del fútbol español. Cuarenta y cuarto días después, tampoco hubo tiempo para el reposo. En este caso, sin embargo, no tocó trabajar, sino celebrar.

La fiesta de la estrella: así ha sido el homenaje a las campeonas del mundo (leer noticia)