Nos adentramos en el Palau Blaugrana. Las gradas, desiertas, nos reciben en silencio, solo roto por unos operarios que supervisan el sistema eléctrico apagando y encendiendo los gigantescos focos del recinto. Pisamos la pista. Los ojos de Miriam Blasco (Valladolid, 12 de diciembre de 1963) reflejan añoranza. Mira a su alrededor. Me señala el lugar donde hace 30 años había instalado un tatami azul que sería escenario de su pelea final ante Nik Fairbrother. Aquel 31 de julio de 1992 más de 7.000 personas abarrotaban el pabellón. Ella, como si fuera ayer, aún recuerda aquella noche mágica y los gritos de ánimo de un público enfervorizado.

Miriam Blasco: "Miré al mundo desde el podio" (leer noticia)