Un dron muestra desde el aire un arroyo de Volos, en Grecia, cubierto de peces muertos, mientras se realizan tareas de limpieza. Una excavadora trabaja a contrarreloj en la orilla del río para cargar los cadáveres de los peces en un camión volquete, mientras un grupo de trabajadores coloca una red a lo largo del arroyo para capturar los peces muertos. Las autoridades griegas han empezado a recoger cientos de miles de peces muertos que llegaron esta semana a un puerto turístico de la ciudad central de Volos tras ser desplazados de sus hábitats habituales de agua dulce durante las inundaciones del año pasado. Los cadáveres flotantes crearon un manto plateado en el puerto y desataron un hedor que alarmó a residentes y autoridades, que se apresuraron a recogerlos antes de que el nauseabundo olor llegara a los restaurantes y hoteles cercanos. Los peces fueron arrastrados al Golfo Pérsico por el retroceso de las aguas de la tormenta Daniel, y murieron inmediatamente al entrar en contacto con el agua salada. La tormenta Daniel, la peor registrada en el país, inundó el año pasado decenas de miles de hectáreas cerca del lago Karla, en la llanura de Tesalia, arrasando casas, cultivos, sistemas de riego y canales de control de inundaciones.