A principios de junio salían en ese cohete Barry Wilmore y Sunita Williams, la primera tripulación del Starliner de Boeing. Su objetivo: llegar a la Estación Espacial Internacional, allí iban a estar ocho días. Celebran la llegada y disfrutan de la ingravidez, pero su cápsula ha tenido problemas serios de fugas que les impiden abandonar la estación. La cápsula ha tenido cinco fugas de helio, cinco propulsores de maniobra han dejado de funcionar y una válvula de combustible no se cierra bien. Ahí siguen abandonados, varados en el espacio a la espera de un rescate o una solución. Desde la NASA rechazan el término atrapados y explican que el Starliner puede permanecer acoplado a la Estación Espacial Internacional hasta 45 días. Según ellos, "no están atascados, lo que están es esperando a Boeing". Mientras, siguen las reparaciones y pruebas con el futuro de Boeing en entredicho.