El crecimiento del fútbol femenino como negocio es incontestable. Lo sabíamos por lo que veíamos, pero ahora también por lo que dicen las cuentas de sus clubes. Los participantes de Liga F en 2022-2023 alcanzaron una facturación récord de 40 millones de euros, lo que supone doblar los registros del año previo a la profesionalización de la categoría. Un salto sin precedentes en términos de ingresos, pero que deja entrever situaciones futuras de desequilibrio competitivo y el riesgo de que, al igual que en ACB, el poder se concentre en unos pocos si ese despegue de la actividad no es capaz de absorber el nivel de gasto necesario en plantilla deportiva para evitar un éxodo de jugadoras a ligas con más recursos.

Liga F y el espejo de la ACB (leer noticia)