Inglaterra y Suiza no tuvieron bastante con 90 minutos y mantuvieron la tradición iniciada el día anterior de ampliar hasta los 120 minutos el partido. Y no porque se lo pasaran bien o lo pidieran los espectadores, al contrario. Solo valio realmente la pena el rato que medió entre el gol de Breel Embolo (m. 75) que desabrochó la angustia de Inglaterra y el empate de Bukayo Saka (m. 80).

Inglaterra se salva esta vez en los penaltis (leer noticia)