Portugal tiene un problema, se llama Cristiano Ronaldo. Su presencia genera un efecto tan pernicioso en su selección que mientras no se marche, los lusos seguirán secuestrados futbolísticamente por el ego del de Madeira. Ante Eslovenia condicionó el juego de los suyos hasta vulgarizarlo para regocijo de una Eslovenia que estuvo cerca de meterse en cuartos de final con cuatro empates y sin ganar un partido. Cristiano puso el epitafio a este torneo horroroso que está completando fallando un penalti que le sacó Oblak en la primera parte de la prórroga, sumiéndole en un mar de lágrimas. La imagen de la Eurocopa, aunque Portugal estará en cuartos.

El ego de Cristiano casi arrastra al abismo a Portugal ante la Eslovenia de Oblak (leer noticia)