No era un jueves cualquiera en Girona. Abundaba euforia, ilusión y algo de nerviosismo - por el sorteo de la Champions League - en una afición que volvía a llenar las gradas de Montilivi algo más de tres meses después de aquel 7-0 a un Granada que ya era equipo de Segunda división. Aunque mucho ha llovido desde ese 24 de mayo, para bien o para mal, claro está.

La vida sigue igual en Montilivi (leer noticia)