Un rival del potencial del Almería, dos lesionados antes del descanso con sus respectivas sustituciones, un expulsado en el arranque del segundo tiempo, un gol encajado pasada la hora de juego... El Tenerife mejoró notablemente respecto al debut liguero en el Pepico Amat –lo difícil habría sido no hacerlo–, pero tuvo demasiados obstáculos y se quedó sin sumar. Fue otra manera de perder. Esta vez, con pocas pegas que ponerle al equipo de Óscar Cano. Porque el Tenerife hizo méritos para marcar primero –también las tuvo el Almería– y no renunció al ataque cuando peor se le puso la noche. En un segundo plano quedan los números, la clasificación:cero puntos en dos jornadas. Y la visita al Cádiz como siguiente reto.