Una década después de haber abandonado el FC Barcelona, Dani Olmo regresó a casa. Más hecho, más maduro. Con un hambre voraz de demostrar que es la estrella que el Barça estaba buscando. Tras unos días de incertidumbre, el egarense pudo debutar en Vallecas. Y abrió el tarro de las esencias. Cambió la dinámica del equipo, hizo mejores a sus compañeros.

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