Una de las primeras declaraciones que Ronald Koeman realizó tras firmar por el Barça, en enero de 1989, fueron las siguientes: “Soy consciente de que sobre mí va a recaer una gran responsabilidad y de que la afición me observará con un interés especial. Para mí todo va a ser nuevo y eso y el hecho de que el Barcelona aspire a todos los títulos en las competiciones que interviene representan un aliciente”. Treinta y tres años más tarde sigue siendo una de las mayores leyendas blaugrana de toda su historia. La culpa la tiene el gol que marcó en el minuto 111 en la prórroga de la final de la Copa de Europa en 1992. De aquel disparo ya se ha escrito todo.

Koeman: La inversión eterna (leer noticia)