Pasarán otros treinta años y seguirá recordándose y celebrándose aquel majestuoso gol que en el minuto 111 de la prórroga perforó la portería de Pagliuca. Fue mucho más que un gol. Fue entrar en la eternidad, cambiar la historia de un club y la mentalidad de una afición acostumbrada a sufrir.

Koeman: “He visto el gol de Wembley más de mil veces” (leer noticia)