El último adiós al Gran Mosquetero

Texto: Iker Kind - Infografía: Marc Creus - Edición: Miki Soria

Ningún deportista en toda la historia puede presumir de la relación que tiene Nadal con Roland Garros. Federer la tuvo con la hierba de Wimbledon y Djokovic en el continente oceánico de Australia. Aun así, lo de Rafa con la 'Copa de los Mosqueteros' era diferente. Lo de Rafa eran 14 títulos. Un año tras otro. Una proeza tras otra igual o superior. El absoluto rey de la tierra batida.

Enfrentarse a Nadal en la Philippe Chatrier era y ha sido prácticamente sinónimo de derrota. Así lo vivió la mejor versión de Roger Federer, que nunca consiguió eliminar a un español que llegaba a todas las bolas, y luego las ponía donde quisiera. Así lo vivieron todos y cada uno de los rivales a los que se enfrentó. Todos, salvo tres: Soderling, Djokovic y Alexander Zverev. Los únicos capaces de batir al manacorí en París.

Precisamente el alemán ha sido el protagonista del último baile de Rafa en Roland Garros. Nadal era consciente que, probablemente en su último año en su Grand Slam favorito, lo que debía hacer era salir, jugar e intentarlo. Porque si en algún lugar podía suceder algo imposible, algo mágico, era en París.

Los 14 Roland Garros

Mariano Puerta (6-7(6), 6-3, 6-1, 7-5)

La primera siempre es especial. Rafa llegaba como la revelación del circuito, tras ganar en los torneos previos de Roma y Montecarlo. Después de superar al número 1 en semifinales, la puerta, nunca mejor dicho, hacia el título estaba más que abierta.

Roger Federer (1-6, 6-1, 6-4, 7-6(4))

No tuvo que esperar mucho Nadal para volver a levantar un título en Roland Garros. De hecho, fue al año siguiente. Otra gira en tierra con varios títulos que le consolidaron como el rey de la superficie. El español pudo con Federer y se erigió como aspirante al número 1

Roger Federer (6-3, 4-6, 6-3, 6-4)

Tres ya no podían ser casualidad. Y menos todavía si dos de ellas eran contra Federer. Después de superar a obstáculos como Moyá, su actual entrenador, o Djokovic, Rafa acrecentó su leyenda volviendo a derrotar al suizo. Tan solo cedió un set en todo el torneo.

Roger Federer (6-1, 6-3, 6-0)

El cuarto Roland Garros consecutivo. Lo de Rafa empezaba a rozar lo inexplicable. El español levantó el título sin ceder ni un solo set en todo el torneo. Aquella final fue la derrota más dura de la carrera de Federer en un Grand Slam. En agosto, Nadal se convirtió en número 1 del mundo.

Robin Soderling (6-4, 6-2, 6-4)

Tras caer en 2009 frente a Soderling, Rafa se volvía a encontrar con el sueco, esta vez en la final. Nadal repitió la hazaña de 2008 y volvió a proclamarse campeón sin perder sets. Además, pudo vengarse de su verdugo en el año anterior. Si ya era difícil ganar a Rafa una vez en Roland Garros, imagínate en dos.

Roger Federer 7-5, 7-6(3), 5-7, 6-1

Nadal igualó la estratosférica marca de Bjorn Borg de seis Roland Garros. Por primera vez, el español tuvo que afrontar un partido a cinco sets, contra John Isner, que no se lo puso nada fácil. Federer ya temblaba sabiendo quién iba a ser su rival en la final. Y lo hacía con motivo. El suizo venía de ganar a un Djokovic que llevaba 41 partidos ganados consecutivos, pero en la Philippe Chatrier poco importaba.

Novak Djokovic 6-4, 6-3, 2-6, 7-5

La primera contra ‘Nole’. El serbio había conseguido vencer al español en el Open de Australia de aquel mismo año, en una final de casi seis horas de duración. Aquí el resultado no fue el mismo y Rafa levantó su séptimo Roland Garros. Aunque lo hizo un lunes, ya que la lluvia del domingo no permitió finalizar el partido.

David Ferrer 6-3, 6-2, 6-3

En 2013, España tenía la certeza de que uno de los suyos iba a conseguirlo. En semifinales, Nadal afrontó uno de los partidos que quedan para el recuerdo, ante Novak Djokovic, remontando un break abajo en el set decisivo. Ante Ferrer se mostró intratable y logró el récord de conseguir por octava vez el mismo Grand Slam.

Novak Djokovic 3-6, 7-5, 6-2, 6-4

No fue la mejor gira de tierra del español, ganando ‘únicamente’ el Mutua Madrid Open. Aun así, llegó a la final sin complicaciones, superando a un Thiem emergente y a Ferrer en semifinales, y allí se las vio con Djokovic y el número uno en juego. Pronto se iba a quedar sin dedos para contar los Roland Garros que tenía. Ya iban nueve.

Stan Wawrinka 6-2, 6-3, 6-1

Después de dos años de lucha contra los problemas físicos, volvía la normalidad a Roland Garros. Volvía a estar Rafa en la final. Sin ceder un solo set en el torneo, el español tuvo una de las finales más plácidas de su carrera. Poco pudo hacer Wawrinka, pero es que poco pudo hacer nadie.

Dominic Thiem 6-4, 6-3, 6-2

Nadal llegaba con la espinita de caer en el Mutua Madrid Open, precisamente contra Thiem. Por el camino también se cruzó con Schwartzman, que consiguió ganarle el primer set. En la final ante el austríaco no hubo color y, efectivamente, ya no le quedaban dedos en las manos para contar los Roland Garros que tenía. Once.

Dominic Thiem 6-3, 5-7, 6-1, 6-1

Rafa ya iba escogiendo a qué torneos acudir debido a su físico. Sin duda, Roland Garros estaba en su hoja de ruta. Después de varios años, volvió a vencer a Federer por el camino y repitió la final del año anterior. Thiem avanzó un set pero poco más. Doce.

Novak Djokovic 6-0, 6-2, 7-5

En el año de la pandemia, todo fue diferente. Roland Garros se celebró en octubre, con frío, viento y lluvia. Tan solo Nadal devolvió al tenis a lo habitual, a la tradición. El español consiguió su vigésimo Grand Slam y apabulló a ‘Nole’, que vio como su rival le endosó el primer set en blanco.

Casper Ruud 6-3, 6-3, 6-0

Sin necesidad de demostrar su mejor juego, Nadal logró la catorce. Poco a poco dejaba de ser tan favorito, pero esa aura e intimidación eran suficientes. Cuando cada vez parecía más complicado, llegaba junio y con él otro Roland Garros de Rafa. El día siguiente a su victoria número 14 en París iba con muletas. Está hecho de otra pasta.

Las 4 únicas derrotas

Robin Soderling

En un día lluvioso de 2009, sucedió algo que nadie esperaba. Algo que nunca había pasado todavía. Nadal había caído eliminado de Roland Garros. Seguramente, el aficionado del tenis tuvo que mirar el marcador dos veces (2-6, 7-6, 4-6 y 6-7).

Novak Djokovic

En la final anticipada de Roland Garros 2015, concretamente en semifinales, Nadal se veía las caras con Novak Djokovic. El serbio era esta vez quien partía como favorito, y es que el español arrastraba una pequeña crisis de motivación.
‘Nole’ no tuvo ningún tipo de piedad con el español, como tampoco lo había tenido Rafa en los demás años con sus rivales, y solucionó por la vía rápida un partido que se esperaba más igualado (7-5, 6-3 y 6-1).

Novak Djokovic

Después de vencerle en 2020, el serbio volvió a demostrar que era de los únicos, por no decir el único, que podía plantar cara a Rafa en Roland Garros. Un duelo que la prensa francesa catalogó como “el partido más hermoso de la historia del torneo”.
‘Nole’ registró 50 golpes ganadores y se mostró infalible en los momentos clave. Nadal tuvo serias opciones de ganar el tercer set pero tuvo un rival a la altura delante.
Era la tercera derrota de Rafa en más de 15 años (3-6, 6-3, 7-6(4) y 6-2).

Alexander Zverev

Rafa Nadal sabía que no era ni mucho menos favorito ante Zverev. No llegaba a París en la mejor condición física y el sorteo no fue nada benévolo con el balear, enfrentándole en primera ronda a uno de los favoritos.
Cedió el primer set y peleó y llegó a ponerse por delante en el segundo y el tercero, pero Zverev terminó dándole la vuelta a los dos parciales y se llevó la victoria en tres mangas. Un 6-3, 7-6 y 6-3 con el que Rafa Nadal se despide, no sabemos si definitivamente, de su torneo por antonomasia.

Un final de altura

Después de tantos años, la despedida de Nadal debía estar a la altura de su legado. Ni la organización necesitó organizarlo. Fue aterrizar el español en París y el recibimiento fue increíble. Su primer entrenamiento parecía una semifinal de Roland Garros, con miles de personas celebrando en las gradas que Rafa ya estaba en su jardín.

Él sabía que esta vez era diferente. Sin saber ni siquiera si llegaría a jugar, se plantó en la capital francesa una semana antes de su debut. Nunca había dedicado tanto tiempo de preparación en las instalaciones parisinas, pero iba a morir en el, probablemente, último intento.

El sorteo no fue benévolo con él y Zverev fue demasiado rival. El público, entregado pese a la derrota, no dudó en ovacionarle mientras Rafa hablaba para toda la Philippe Chartrier. "En un alto porcentaje no volveré a jugar en Roland Garros, pero no puedo decirlo al 100%. Deseo veros de nuevo… pero no lo sé”. No pudo decir más un Nadal que, pese a todo, tiene ya su decimoquinto título: el del cariño eterno de la afición gala. Gradas llenas, en los entrenamientos, una estatua suya en París y un récord en el torneo que, con el paso de las generaciones, seguirá teniendo el mismo nombre.