Un Viviani dominante gana claramente la tercera etapa

Nil Baños

Elia Viviani ha encontrado en el Quick Step un equipo hecho a medida que le ayude a preparar las llegadas a sprint para ganar etapas.

El ‘sprinter’ italiano se llevó la tercera etapa de LaVuelta. Una jornada más dura de lo que se podía llegar a pensar. Y es que con el calor sofocante que estuvo siempre por encima de los 30ºC no ayudó para nada a los corredores a completar un recorrido lleno de repechos con, además dos puertos de montaña puntuables, teniendo uno de 1ª categoría y uno de 3ª.

Viviani se mostró de lo más dominante en un último kilometro en el que el gran grupo se fue dividiendo. Entre los corredores que ocupaban las primeras posiciones para disputarse la victoria también estaba un Peter Sagan que se acabó encontrando algo cerrado en los últimos metros para poder disputar la victoria final. Aunque el campeón del mundo pudiera haber lanzado uno de sus ataques, era poco probable ayer que pudiera haber batido a un Viviani colosal que venció claramente. Al italiano del Quick Step le dio incluso tiempo a empezar a celebrar el triunfo unos instantes antes de cruzar la línea de meta.

La fuga se resiste

A las primeras de cambio, en el primer ataque para formar la escapada del día, seis corredores fueron capaces de marcharse: Sáez, Maté, Rolland, Molina, Simón y Peters. Tanto Sáez como Maté y Rolland repitieron protagonismo en la fuga del día. Los dos últimos de ellos fue para batirse en dos duelos por lograr los máximos puntos posibles de cara a la clasificación de la montaña. Luis Ángel Maté, tanto en el Madroño (1ª) como en el Viento (3ª) le mojó la oreja a un Rolland que vio como el español incrementaba notablemente su ventaja en la carrera por el maillot de topos. Maté dobla en puntos al francés en la clasificación- 24 y 12 puntos respectivamente-.

La fuga, pese a tener al pelotón prácticamente en la nuca durante muchos km, se resistió a darse por vencida. Jordi Simón se dejó ver con sendos ataques que acabaron siendo neutralizados por los perseguidores. Pero quien casi pone en jaque a los planes del gran grupo fue Pöstlberger. El corredor del Bora acabó levantando el pie a falta de pocos kilometros para llegar a meta y fue engullido por el gran grupo.