Histórica victora de Daniil Medvédev sobre Djokovic

No pudo ser. A Djokovic se le escapó de las manos el Golden Slam en Tokio y en Flushing Meadows, con Medvédev como rival, perdió también la oportunidad de emular a Rod Laver alcanzando la victoria en los cuatro grandes en una misma temporada.

Tampoco podrá superar a los otros dos componentes del ‘Big Three’ en número de Grand Slams, y al menos esta temporada, los tres empatarán a 20.

Djokovic iba camino de cerrar una temporada casi perfecta pero se topó con un Daniil al que el US Open le debía una noche como la de ayer. El moscovita había caído en la final de 2019 en ese duelo épico contra Rafa Nadal. También cayó en semifinales en 2020. En 2021 no quería dejar escapar la oportunidad. Con un paseo casi perfecto, cerró el torneo en modo campeón, derrotando a Nole, el número uno en tres mangas (6-4, 6-4 y 6-2) y poco más de dos horas. Lo nunca visto.

Un triunfo con el que además, se cobraba la revancha de ese inicio de año, cuando Djokovic le ganó en la final del Abierto de Australia. Era la tercera final en un grande para el ruso y esta vez sí, se hizo bueno el refrán, de a la tercera va la vencida.

El ruso consiguió un madrugador break en el inicio del partido que desconcentró a Novak. Lejos de ir a mejor, las cosas fueron empeorando, tanto, que Djokovic hizo de las suyas y dejó totalmente destrozada su raqueta en un arranque de ira, de esos que a veces caracterizan al serbio.

Cuando todo parecía ya sentenciado, con Nole totalmente fuera del partido, con un 2-5 en el marcador, ahí llegó el break. Ese que aún daba algo de vida al partido. El primer servicio que cedía Daniil en el partido, en mal momento y cometiendo doble falta.

El público se entregó al serbio, incluso abucheando a Medvédev, evitando que sacara con el match point y la tensión se palpaba en la pista, haciendo incluso llorar a Djokovic, sentado en su banco tras conseguir esa rotura del ruso. El no va más.

El juez de silla negaba con la cabeza. El público seguía a lo suyo, incrementando la presión. Medvédev también pero la tensión crecía. Doble falta. Pero aún quedaba una oportunidad y la aprovechó Daniil. Victoria y al suelo sin poder creer su gesta. Un último gesto, el de regalar su muñequera al público que desde el principio le fue en contra. Gesto de campeón. El de Novak abrazándolo en la red, también. Lección de tenis.