El año en el que Holger Rune se borró del nuevo 'Big Three' del tenis y dejó solos a Alcaraz y a Sinner

El danés cayó con estrépito en primera ronda del US Open y cerrará 2024, la temporada que estaba llamada a ser la de su confirmación como alternativa al dominio de sus rivales generacionales, sin alcanzar los cuartos de final en los Grand Slams

Holger Rune, en la primera ronda del US Open.

Holger Rune, en la primera ronda del US Open. / AP

Desde que eran unos críos, Carlos Alcaraz y Holger Rune tuvieron que aprender a convivir con la etiqueta de estar llamados a ser los futuros dominadores del mundo del tenis. Nacidos los dos en 2003, llevaron trayectorias paralelas en sus etapas como infantiles y juniors, repartiéndose la mayoría de torneos que jugaban y llegando a jugar juntos en dobles del prestigioso torneo sub-14 Les Petit As, lo que despertó la atención de un mundillo que buscaba herederos al tiránico dominio del 'Big Three' que conformaron durante casi dos décadas Djokovic, Nadal y Federer. Pero mientras que el murciano ha confirmado e incluso superado las expectativas que se depositaron sobre él, destrozándo prácticamente todos los registros históricos de precocidad, el danés no ha sido capaz de seguir su ritmo y da la sensación de ir a peor tras una prometedora irrupción en el circuito profesional.

Este lunes, Rune cayó con estrépito ante Brandon Nakashima en la primera ronda del US Open. Apenas sumó siete juegos en todo el partido, cerrando la temporada de Grand Slams sin alcanzar ni siquiera los cuartos de final y confirmando que en lo que va de 2024 ha entrado de lleno en una espiral autodestructiva que está haciendo que su carrera vaya cuesta abajo y sin frenos. El danés, que hace no tanto llegó a ser el número cuatro del ránking ATP y se mantuvo en el top-10 hasta abril, ha sufrido desde entonces una racha de resultados y las lesiones que le han relegado hasta el 15º puesto (y cayendo). 

Mientras que Jannik Sinner (23 años), actual número uno y en los últimos días en el foco de la polémica por su caso de dopaje "accidental", ha logrado plantar cara a Alcaraz y a un Djokovic que sigue ondenando frente a ellos la bandera del Big Three, Rune se ha despeñado. En un 2024 que a priori debía ser el de su confirmación como alternativa al dominio de sus rivales generacionales, apenas ha alcanzado la ronda de semifinales en un Masters 1.000 (Cincinnati). No ha ganado ningún torneo y no llega a una final desde Brisbane en enero, donde perdió contra el búlgaro Grigor Dimitrov en dos sets.

Las idas y venidas de Rune con Mouratoglou

La inestabilidad se ha convertido en el sino de la trayectoria del prometedor tenista danés. Rune 'fichó' para su equipo a Boris Becker en octubre de 2023, incluyendo más tarde a Severin Luthe, dos nombres de prestigio. Sin embargo, tras no acabar de congeniar, decidió volver en febrero con Patrick Mouratoglou, mano derecha de Serena Williams y el que fue su entrenador desde 2022 hasta abril del año pasado, que siempre ha estado ligado a su desarrollo. No obstante, sus idas y venidas provocaron que apenas cinco meses después volvieran a separar sus caminos.

"Es una decisión que hemos tomado de forma conjunta, creemos que Holger podría beneficiarse de un enfoque diferente. No tengo ninguna duda de que seguirá teniendo éxito", declaró Mouratoglou tras la enésima ruptura, quien sabe si la definitiva. En el documental de Netflix 'Break Point', Rune ya habló acerca de la primera separación de 2023, asegurando que necesitaba a alguien que le ayudase a desplegar "su mejor tenis" y confiase en él, aunque luego volvió a recurrir al técnico francés con poco éxito.

Holger Rune discute una decisión del árbitro durante su partido contra Sinner.

Holger Rune discute una decisión del árbitro durante su partido contra Sinner. / EP

En nuevo 'bad boy' del circuito

Ahora trabaja junto a Kenneth Carlsen, aunque el tándem tampoco está dando los resultados esperados. Estancado, no ha encontrado el entorno ni el equipo que le lleve a dar pasos en su nivel tenístico. En la pista, da la sensación de haberse quedado en tierra de nadie, con golpes que no han evolucionado lo suficiente como para darle la capacidad de tener ganadores fáciles como si tienen Alcaraz y Sinner.

Ni es especialmente agresivo, ni tampoco está cerca de ser ese otro tipo de tenista que es una roca y no concede errores a sus rivales, por lo que sus partidos suelen convertirse en una montaña rusa llena de vaivenes en los que últimamente sale perdedor casi siempre. Y fuera de la pista, la cosa no pinta mucho mejor.

Reconocido por su carácter, se ha ganado la etiqueta de bad boy y se ha erigido en los últimos tiempos como un compañero de viaje complicado para los entrenadores, convirtiéndose en una trituradora. Actualmente, sigue siendo ese tenista con un talento innegable pero un temperamento complicado y en alguna ocasión un tanto fanfarrón que desembarcó en el circuito.

En el pasado Wimbledon, justo antes de ser eliminado por Djokovic en la ronda de octavos, miró al futuro y aseguró que "Alcaraz es el líder en los Grand Slams, pero veremos dentro de 15 años quién es el que más tiene", autoinvitándose a una mesa, la de los tenistas ganadores, a la que todavía no ha demostrado estar capacitado a formar parte. Talento y tiempo aún tiene para ello, pero la brecha, no solo en números, amenaza con convertirse en insalvable.